Hablemos de la FELICIDAD; ¿Qué idea tienes tú acerca de ella?.

En Taller de vida, te presentamos el siguiente tema.

Colaboración del psicoterapeuta humanista,

Antonio Ayala.

FELICIDAD

El que sólo espera los "grandes acontecimientos" para ser feliz, reducirá su felicidad a una vida de breves episodios de fortuna; la vida es muy breve en sí misma.

Ser felices en la minuciosidad de nuestro cotidiano es en sí el acontecimiento más grande que puede suceder al final de la vida, para lograr tenerla llena de pequeñas felicidades.

A la felicidad no se llega con búsquedas ansiosas; ésta es el resultado de un trabajo constante que, sin angustias, promueva la tranquilidad.

La felicidad no admite debilidades, ni se otorga a los que viven regidos por sus miedos.

La felicidad es aquello que nos es dado desde que nacemos, la regalamos a otros cuando crecemos y morimos mendigándola de los demás.

Al fin dejaremos de perseguir la felicidad, cuando nos percatemos de que ésta ya nos ha alcanzado.

De acuerdo a los modos en que promocionan la felicidad, se supone que los pobres no tendríamos la posibilidad de ser felices.

Nos educaron con el vil engaño de que a la felicidad se tiene que llegar, para hacer todo lo necesario por alcanzarla de acuerdo a los modos en que se impuso.

Si nos hubieran educado con la idea tangible de que se obtiene al nacer y se lleva consigo hasta el último respiro, podríamos darle virtud al "ser" y no al "deber ser".

No cabe duda que la cultura traza un camino lleno de renuncias a la autenticidad, maniatando el albedrío, predisponiendo los modos de vida, anulando la libertad y poniendo losas pesadas a cuestas, a quien no repita el paradigma o se rehúse a vivir lo impuesto por nuestros antecesores, aunque eso no sea suficiente o sea contrario a nuestra felicidad.

La felicidad es la constante refrenda de las sobradas bondades que nos da la vida.

La felicidad probablemente no se mida en cuánto posees, sino en cuánto disfrutas aquello que la vida te ha regalado.

Una de las claves de la felicidad, está en estar satisfecho a pesar de las crónicas insatisfacciones.

Mudamos el concepto de felicidad a nuestro pasado o futuro, considerando que fuimos felices o estamos por serlo; la felicidad hay que instalarla en nuestro presente, solo así será vivida.

Siempre queriendo pasar por buenos, se nos va la felicidad de las manos.

La dádiva de la insatisfacción está en que ésta desaparece con un poco de gratitud.

La miseria no es austeridad, es ingratitud ante la vida.

De sentirse "grato por tener" a sentirse "grato por ser"... el paso que llevará al ser humano de la insatisfacción a la felicidad.

Si la felicidad es una utopía, lo posible está entonces en cada día ser menos infelices.

La gente finge ser feliz por una importante razón: le otorga inclusión; brinda la oportunidad de ser incluido por los demás.

Los infelices tienden al desprecio; la "normalidad" es el arte de aparentar felicidad suficiente para no ser un desdichado y la desdicha suficiente para no ser envidiado por ser enteramente feliz; quien logra el equilibrio, pasa por normal.

Hay personas que viven tan ocupadas en convencer a otros de su felicidad, que se olvidan de serlo. Aquel que logra salvar un solo minuto, sin que un pensamiento realista sea arrebatado por una expectativa, podrá encontrar 60 segundos de felicidad.

El que pide, no es consciente de lo que tiene en ese momento, por ende, pidiendo no se crea felicidad.

Temer a la felicidad de otro es síntoma de amargura. Benditos los infelices que no llevan a cuestas, las pesadas losas de tener que ser felices a costa de lo que sea, porque sólo ellos, encuentran la felicidad.

Hay un vacío en el alma que nunca se alivia; aprende a vivir con dicho vacío, a veces se agranda, otras, parece desaparecer, pero siempre está ahí. Es condición de la felicidad aprender a no sufrir por no tener todo lo que se desea y observar que siempre se ha tenido lo indispensable.

No es con el tiempo que se llega a esta conclusión, es solo con la observación que se logra dicha premisa. Sólo el que se percata del instante, conoce la felicidad.

No reniegues de tu infelicidad, aprende a disfrutarla, solo entonces serás feliz.

No se trata de perseguir la felicidad; se trata de dejarse alcanzar por ella. No se trata de buscarla; se trata de dejarse encontrar por ella. Ni siquiera se trata de llegar a ser feliz, únicamente se trata de seguir estando felices. Nacimos felices, pero al tiempo aprendemos a ser infelices.

El capitalismo también nos ha maleducado en el amor. La primera premisa del capitalismo es que la felicidad es poseer; Entonces el amor gozará de felicidad mientras pueda poseerse al otro.

El capitalismo también nos ha maleducado en el amor. La primera premisa del capitalismo es que la felicidad es poseer; Entonces el amor gozará de felicidad mientras pueda poseerse al otro.

Escucho la radio, veo la televisión y me ofrecen todo el tiempo cosas que no necesito, comodidades que no llenan ningún vacío; salgo y veo las calles llenas de aparadores que más que objetos, pareciera que venden felicidades parciales y de pronto sé, que ésta no puede ser parcial, pues entonces solamente es un intento.

Disfruto pues la tranquilidad que vivo a lado de la gente que amo, entonces la felicidad dejó de ser un intento y es un hecho, porque no hay mayor necesidad que llenar los vacíos en compañía de quienes son parte de mí y darme cuenta de que lo que me llena de dicha no se haya detrás de un mostrador, si no detrás de las sonrisas de las personas que conforman mi mundo.