La empatía y el compromiso de una sola persona puede generar grandes obras.

La película Forrest Gump es un filme icónico de los noventa y que, aún ahora, 26 años después recordamos la frase de: “¡Corre, Forrest, corre!”.

Para los que aún no la hayan visto, trata de un hombre que tiene algunas discapacidades de aprendizaje y motoras, pero que, luego de que los brabucones de la escuela lo molestaran, descubre que tiene un don bastante peculiar en correr.

A pesar de que Forrest no era muy inteligente —porque hasta él mismo lo dice— su talento por correr le abre muchas puertas, como la universidad, en la cual obtiene un lugar en el equipo de futbol americano.

Todas las personas tienen un talento, por más pequeño que sea y Forrest nos enseña que debemos aprovechar este don lo más posible, aunque pensemos que no nos llevará a ningún lado.

Lo interesante de la película es que toda está narrada por el mismo Forrest, en la parada de un autobús, y va contando todas sus anécdotas que coinciden con eventos históricos, hasta llegar a ese momento de éxito, y cómo una aventura le fue llevando a la otra.

Además, nos habla de Jenny, el interés amoroso que Gump ha tenido durante toda su vida. Un amor idealizado por Forrest, que puede ser irracional debido a que nace de que Jenny ha sido la única persona que lo ha escuchado, después de haber sido rechazado por los demás.

No obstante, nos hace cuestionarnos el significado del amor, concepto que se ha ido diluyendo, porque como sociedad no sabemos cómo definirlo o cuándo saber si es real o no.

Pese a esto, el concepto de amor de Forrest es uno, bastante puro y sincero, demostrando que se compromete realmente con todo lo que hace. No solamente con amar a alguien, sino también en su trabajo y con las personas que están con él: amigos, familia y hasta conocidos.

Pero no es un compromiso banal en donde solo hace lo que le toca, sino que va más allá. La empatía que tiene Forrest por los demás lo conduce a siempre querer el bien para otras personas, aunque tenga que ofrecer sus bienes, su tiempo y su esfuerzo.

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Esta empatía y ganas de hacer el bien por los demás origina que más personas se le unan. La secuencia de Forrest corriendo por todo Estados Unidos con la gente uniéndose representa que, cuando usamos nuestros talentos —así sean muy buenos, pequeños o grandes— para el bien de los demás, origina que otros quieran utilizar los suyos también para el bien de la sociedad.

Cuando nos ponemos en los zapatos del otro y tratamos de entender realmente su situación, hacemos que nuestras acciones sean lo menos perjudiciales para los demás.

Pese a nuestras deficiencias como seres humanos o aquellas cosas que pensemos que no nos hacen encajar en la sociedad, siempre es posible encontrar la manera de hacer el bien. Nuestra responsabilidad como seres humanos es encontrar la forma de usar esos talentos para originar buenas obras en los demás.

Director: Robert Zemeckis

Género: Drama, romance

Año: 1994

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