La Catedral, el cofre de los sentimientos del “Corazón de Culiacán”
Es uno de los lugares más emblemáticos y símbolo religioso de Culiacán, es el templo más antiguo del municipio y data de 1842.
Es uno de los lugares más emblemáticos y símbolo religioso de Culiacán, es el templo más antiguo del municipio y data de 1842.
Conocer Culiacán es fácil si transitas por la avenida Álvaro Obregón. Pero si deseas escudriñar la historia de uno de los monumentos históricos, que tardó casi medio siglo en construirse, es necesario comenzar en el centro de la ciudad; justamente enfrente de una empresa textil, prepararte para sentir tranquilidad al calor de sus murallas y descubrir un cúmulo de voces silenciosas cubiertas bajo el corazón del lugar que exploraremos desde lo alto.
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Una mañana fría, alrededor de las 11 horas del mes de diciembre, fue el momento ideal para que cuatro contadores de historias positivas de Culiacán, decidieran emprender una aventura y desenmascarar el misterio que envuelve la Catedral de Nuestra Señora del Rosario.
Una cámara, un tripié, un dron, una camioneta color arena y el deseo de conocer la verdad, fueron los principales aliados en este viaje. De camino al lugar, las personas transitaban como si fuese un día normal. Sin sospecha alguna de la curiosidad de los corresponsales.
Quienes no contaron con la astucia de este recinto religioso, que al presentir la emoción por que la verdad saliera a la luz, puso a prueba sus deseos y los quiso empujar 3 cuadras de sus aposentos, entre la avenida Jesús Andrade casi llegando a la avenida general Ramón Corona; para que a pie demostraran su entusiasmo por ingresar. Sin embargo, la suerte estuvo de su lado, y un espacio quedaba en el estacionamiento del lugar.
De camino a la meta, los cuatro corresponsales platicaban sus ideas para poder derrocar los muros de la Catedral, mientras veían pasar a los paseantes y disfrutaban del clima que, al ser invierno, se prestaba para detenerse a observar la convivencia pacífica entre las personas y el contexto.
Al pasar el instituto que lucha contra los narcóticos, sólo unos escalones y una puerta negra nos separaba del descubrimiento. Acercándonos al lugar, fue imprescindible admirar la fachada. Su reloj circular y una escultura de San Miguel Arcángel, patrono de la ciudad. Sin embargo, al poner nuestro mirar al cielo, quedó clara la forma de cruz de la Catedral rodeada de vegetación y vida por doquier.
Ya entrados en el recinto, no fuimos las únicas almas allí. Había personas que decidieron descansar de los rayos del sol, otras se encontraban conociendo nuevos mundo bajo las letras y hubo algunas que simplemente quisieron dejar volar sus pensamientos para admirar las obras y la arquitectura de los altares que se encuentran casi llegando al presbítero: el altar del Sagrado Corazón de Jesús y el altar de la Virgen de la Inmaculada Concepción.
Tres de los corresponsales comenzaron a preparar las herramientas para echar a andar al ‘Sherlock Holmes’ volador. Mientras que la cuarta persona, decidió tomar asiento para no estorbar en el trabajo, sin pensar que las figuras de la Virgen del Rosario, que tiene más de 300 años, la de San Miguel Arcángel y San Francisco de Asís, la distraerían de su objetivo.
Una banca sólida de color café, fue el respaldo para desprenderse de la carga sobre los hombros de la cuarta corresponsal. Una mujer que se dejó hipnotizar por la majestuosidad de la construcción que posee una altura de 24.75 metros, un atrio de 14.25 metros, mientras quedaba atrás todo lo que la acongojaba.
Sumergida en la profundidad del mar de sus pensamientos y en el canto de las sirenas de la ciudad, la mujer poco a poco fue disminuyendo su ansiedad y empezó a descubrir lo que en realidad encierra la Catedral. No son figuras de santos o palabras vacías, sino el refugio del amor/los sentimientos.
Con un destello de luz de tonalidad ámbar fue suficiente para que la calidez del recinto se hiciera presente, y con una mirada cabizbaja, observando despreocupada pero fijamente el suelo, curiosamente pintado de cuadros blanco y negro, aunado a la expresión de gozo al fondo del lugar, encontró la respuesta que su alma anhelaba: Paz.
Al descubrir esta verdad no pudo contener la sonrisa ni el ánimo para alcanzar a sus compañeros, quienes arduamente pusieron en práctica sus conocimientos y con un espíritu receptivo, lograron captar la esencia del ‘corazón de la ciudad’ al pulsar un flash lleno de esperanza.
Cuatro corazones y cuatro voluntades dispuestas lograron descubrir una verdad de la Catedral de Culiacán. Y con ello, despertaron a los niños curiosos que desean encontrar los tesoros de este lugar. Que con alegría volverá a abrir sus puertas para compartir cada detalle, que próximamente compartiremos.
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