Los manglares y sus servicios ambientales
En Sinaloa se tiene un litoral costero de más de 650 kilómetros con ecosistemas de manglares que han sido impactados; pero también existen ejemplos de trabajos exitosos que pueden ser replicados para el beneficio de las comunidades costeras.
Dr. Xicoténcatl Vega Picos
Los bosques de manglares tienen características que los hacen únicos en su tipo, entre ellas es que son tolerantes a la sal, se les encuentra en las zonas costeras, en lagunas de aguas someras o poco profundas, estuarios, ríos o deltas de ríos, en las zonas tropicales o subtropicales. Son uno de los ecosistemas forestales más productivos del planeta y proveen un sinfín de servicios ambientales, que algunas veces son hasta desconocidos o no se toman en consideración.
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En México se encuentran prácticamente en toda la zona costera, tanto en el Pacífico como en el Atlántico, por su extensión territorial, el país ocupa el quinto lugar a nivel global de este tipo de ecosistema, con una superficie estimada de 775 mil hectáreas en el 2015, que ocupan casi el 5% de la cobertura mundial.
Según datos de la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (CONABIO), el hectareaje ha fluctuado en los diversos inventarios que esta dependencia ha coordinado en los últimos años.
En México se reportan seis especies, siendo las más comunes el mangle rojo (Rhizophora mangle), mangle blanco (Laguncularia racemosa), mangle negro (Avicennia germinans), mangle botoncillo (Conocarpus erectus). Las otras dos son de distribución restringida a los estados de Chiapas y Oaxaca (Avicennia bicolor y Rhizophora harrisonii). En Sinaloa se encuentran las cuatro primeras.
Es común escuchar que son “criaderos de mosquitos” por ende es mejor que no se encuentren en aquellas zonas en donde se tienen centros urbanos, sean estos pequeños o grandes. Se les considera como plaga debido a los zancudos y otros bichos raros que ahí habitan. Sin embargo, su rol biológico va más allá de lo antes expresado, por lo que es necesario conocerlos para apreciar su valor.
Por contradictorio que parezca, estos ecosistemas han cobrado relevancia mundial por los diversos servicios ambientales que proveen, actualmente su conservación se torna prioritaria.
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En México se han realizado esfuerzos loables para su protección; esto incluye su estatus como especie Amenazada en la NOM 059 SEMARNAT 2010 y la prohibición para su aprovechamiento en la Ley General de Vida Silvestre. Sin embargo, estos deben de continuar debido a su importancia económica, social y ambiental.
Los bosques de manglares albergan una diversidad biológica de suma importancia, tan sólo las especies de valor comercial. En su entorno se refugian y crían un sinnúmero de especies de alto valor comercial, entre las que se incluyen crustáceos, bivalvos, peces, moluscos, aves, entre otros. Se estima una producción pesquera en estos bosques con dividendos económicos que oscilan entre los 750 a 16,750 dólares por hectárea anual.
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Mencionar los servicios ambientales que estos bosques proveen tanto en lo social como ambiental es también una parte fundamental para su conservación. El papel que juegan para atenuar los impactos de los ciclones y huracanes en las zonas costeras es de suma importancia debido a que la energía que se acumula en estos fenómenos naturales es de gran intensidad y diversa, como lo son los oleajes y marejadas; sin embargo, la presencia de manglares atenúa significativamente su potencial.
Actúan como una zona buffer, protegiendo la biodiversidad e infraestructura presente e inclusive comunidades. Estos eventos también aportan a los manglares nutrientes que los revitalizan, sin demeritar el daño que sufre el mismo bosque.
Un bosque de manglar también puede coadyuvar en la disminución de inundaciones tierra adentro, por ejemplo, en Florida, Estados Unidos se estimó que una superficie de 1,800 km2 no fueron anegadas gracias a la presencia de bosques de manglares saludables en su litoral. A nivel global se estima en más de 65 billones de dólares anuales los beneficios derivados por este rubro.
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Otro servicio ambiental que proveen los manglares, que actualmente se considera de vital importancia, es su capacidad de absorber CO2, uno de los gases que están incrementando la temperatura en el planeta y además lo secuestra por cientos de años en sus suelos pantanosos. Se estima que captura de dos a tres veces más CO2 que los bosques tropicales. De ese tamaño es su importancia.
A pesar de todos estos beneficios ambientales que proveen, la tasa de deforestación es de las más altas en el planeta, en los últimos años se ha perdido el 50% de su superficie estimada, las causas son diversas, destacando la destrucción de hábitat, desarrollo costero y sobre explotación. Su destrucción ha sido de tal magnitud que se considera como uno de los ecosistemas más amenazados.
Como se mencionó con anterioridad, se han dado pasos importantes para su protección, existen diversos ejemplos de reforestación que han sido exitosas y se espera que en un futuro próximo se vislumbren más trabajos en este tenor, especialmente por el impulso que surge de las Organizaciones de la Sociedad Civil y de usuarios de estos ecosistemas, que han palpado en carne propia su pérdida natural y las mermas económicas.
En Sinaloa se tiene un litoral costero de más de 650 kilómetros con ecosistemas de manglares que han sido impactados; pero también existen ejemplos de trabajos exitosos que pueden ser replicados para el beneficio de las comunidades costeras y de aquellas especies que dependen de estos ecosistemas. Por el bien de todos, protejamos los manglares.