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La pérdida de bosques y especies

Los bosques son fuentes de vida, no solo por por los servicios ambientales que aportan a la humanidad, sino por todas las especies que en ellos habitan, y que juegan un papel fundamental en su conservación.

13 noviembre, 2020
La pérdida de bosques y especies
La pérdida de bosques y especies

La extinción del carpintero imperial nos ilustra lo que puede pasar con otras especies en bosque más frágiles

Dr. Xicoténcatl Vega Picos/Letras Sustentables

Cuando hablamos de la pérdida de bosques, usualmente los asociamos a los bosques tropicales y aquellas especies que cohabitan en estos ecosistemas y otros más que también se les considera bosques. Todos estos ecosistemas son importantes; para darnos una idea, se estima que más del 80% de las especies del planeta los habitan. Sin importar cuál de ellos sea. El problema es que estos están desapareciendo a un ritmo bastante acelerado.

Derivado de esta pérdida de bosques nos encontramos al borde, o puede que ya estemos en franca caída por el desfiladero, de una extinción masiva de especies en porcentajes tan alarmantes que ya se le conoce como la “sexta extinción”.

El paso es acelerado, la pérdida del material genético con cada especie extinta es abrumadora e irreparable. Las diversas actividades antropogénicas han elevado la tasa de extinción a un ritmo entre 1,000 y 10,000 veces más rápido que la que se estima de una manera natural. ¿preocupante? Yo digo que sí y mucho.

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La pérdida de bosques

En el 2010 la cobertura de bosque primario en México se estimaba en poco más de 48. 9 millones de hectáreas que ocupaban el 26 o 27% de su extensión territorial. Nueve años después se estimó una pérdida de 321 mil hectáreas. Bastante significativa, si consideramos que el país es uno de los cinco países con mayor diversidad genética en el planeta.

Cuando se habla de la extinción de especies, existe una regla no escrita para decretarlas como tal que dice “si una especie no se ha registrado o sido observada en los últimos 50 años se decreta como extinta”. Esto es informal; desde luego que existen métodos que se utilizan para determinar el estatus de conservación de una especie, por ejemplo, en México para ingresar, a la no muy deseable, lista de especies bajo protección (NOM 059 SEMARNAT 2010 y Anexos de 2019) se utiliza el Método de Evaluación de Especies en Riesgo.

A nivel internacional es de mucha utilidad la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN en con siglas en inglés), pues tiene un bagaje de información de todas las especies a nivel global, las cuales de manera constante las clasifica.

En nuestro país el listado de especies bajo algún estatus de protección es de 2,606 especies, de esta lista las plantas son las que la encabezan con 987 especies, le siguen los reptiles con 443 especies, posteriormente las aves 392 especies, los mamíferos son 291, los peces listados son 204, anfibios son 194 y hongos e invertebrados con 46 y 44 especies respectivamente. Importante acotar que este listado no incluye las modificaciones que se publicaron en junio de 2019 y que fue un buen “bonchi”.

Sin embargo, el estar incluida en este listado no es garantía de que estas especies salgan de este riesgo. Desafortunadamente la lista en México de especies que ya se extinguieron o se consideran como extintas incluye a algunas que, en su tiempo, rondaron por la sierra sinaloense, principalmente las zonas de pino-encino. Para ilustrar esta pequeña nota informativa, la especie ejemplo es el Carpintero Imperial (Campephilus imperialis).

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El Carpintero Imperial, en su tiempo, fue el pájaro carpintero más grande del mundo (más de 50 centímetros), se distribuía desde el sur de Arizona, Estados Unidos hasta la región del eje Neovolcánico en el centro del país, siempre en bosque de pino-encino maduro en la zona templada, de donde se alimentaba de gusanos y otros insectos que sacaba de sus cortezas y también anidaba.

La causa principal de su paulatino decremento poblacional y eventual extinción fue la deforestación y fragmentación de su hábitat. Su rango territorial se estimaba en 2,600 hectáreas aproximadamente y fue tal su segmentación que no tuvo los insumos necesarios para su supervivencia, hoy existe menos del 3% del bosque que esta especie requería. Otros factores también fueron partícipes de su exterminio: cacería para utilizar su pico como “pizcador” de mazorcas de la penca del maíz y otras veces como tiro al blanco.

Con estas condicionantes en contra era de esperarse que las poblaciones menguaran hasta convertirse en un objeto más para su observación en museos y en las frías gavetas de las colecciones científicas, existe una filmación de menos de 15 segundos de una pareja de estas magníficas aves en la Universidad de Cornell, y eso es todo, el resto es historia y buenos deseos de que en algún recoveco de la sierra se encuentren algunos.

Hace algunos ayeres fue esta especie, hoy deambulan por el territorio sinaloense y mexicano otras más que pueden seguir los pasos del Carpintero Imperial. Los bosques son fuentes de vida, no solo por por los servicios ambientales que aportan a la humanidad, sino por todas las especies que en ellos habitan, y que juegan un papel fundamental en su conservación.

Es por ello por lo que su aprovechamiento debe de ser regulado, y en aquellos que requieran de acciones para su protección se deben de tornar como prioritarias; de no hacerlo de esa manera es mirar a un futuro incierto en donde el mayor afectado será la especie humana. Paremos ya la pérdida de bosques.

Retroceder el camino cuando una especie se extingue es imposible, lo mejor es conservar y aprovechar los bosques para que la cobija alcance para todos, que si la seguimos deshilachando lo más seguro es que no se pueda remendar y hablamos del planeta.


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