Las langostas de Charlie, un símbolo gastronómico en Altata
Si quieres probar algo diferente, tienes que deleitarte con las langostas de MI Charlie.
Carlos Torres tiene un cuarto de siglo deleitando con sus mariscos en el puerto, innovando en la cocina, pero es único con sus langostas.
Como cada día desde hace 25 años, Carlos Torres se prepara para recibir a sus comensales. Tiene un ritual de actividades cotidianas que repite todos los días, lo único que cambia son las caras satisfechas de su creciente clientela.
La señora Raquel Aragón, es la encargada de poner el ritmo en la cocina de Mi Charlie.
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Con una cocina llena de mujeres industriosas, la estrella de la cuchara es su esposa, Raquel Aragón. Quien pone el ritmo a las cocineras y ayudantes.
Al fondo del restaurante “Mi Charlie” se encuentra Carlos acompañado de sus dos nietos Charbell y Alisson quienes atentos escuchan las indicaciones del abuelo.
Todo hasta que uno de los meseros los interrumpe para decirle “Don Carlos. Ahí lo buscan”.
“Siéntese”. Amablemente indica Carlos, quien intrigado por la “visita” les pide a sus nietos un espacio para platicar con quien empieza a bombardearlo con preguntas sobre su historia en Altata.
Sin ninguna reserva Charlie expresa su sentir. Recuerda cuando era apenas un niño de seis años y crecía en la cocina del pequeño restaurante de sus padres.
Carlos pertenece a una familia de pescadores nativos de Altata. Quienes con gran esfuerzo y dedicación lograron establecer un restaurante para darle mejor vida a su familia.
Con los dedos de las manos entrelazados, Charlie recuerda que a esa tierna edad además de acompañar a su padre a las labores de la pesca, pasaba su tiempo con su madre en la cocina. Fue así como adquirió ese gusto por la gastronomía del mar.
Las langostas que se sirven en el restaurante, son únicas y exquisitas. Un deleite al paladar.
Cada día ayudaba a preparar los platillos con los mariscos más frescos que su padre proveía. Tan solo tenía 12 años de edad cuando ya cargaba con la responsabilidad de preparar platillos de alta dificultad.
Poco a poco fue creciendo. Y su vida fue tomando rumbo. Con el paso de los años era todo un experto.
Cuando tan solo tenía 30 años, Charlie fue llamado a emprender la aventura de su vida.
Ir a trabajar en un barco mercante en aguas internacionales. Panamá y Chile lo esperaban para que sobre las olas que sortean los barcos en los que viajara fuera perfeccionando su sazón.
Aventura que lleva marcada en el corazón. Pero la sangre es más fuerte que la pasión.
A pesar de los muchos imaginarios de vida, todos los caminos lo llevaban hacia la cocina. Hacia la cocina del mar.
Y fue así como regresó a su Altata para establecerse y empezar una nueva aventura. En esta responsabilidad está acompañado de su esposa e hijos.
Las puertas de “Mi Charlie” se abrieron de par en par para recibir a sus comensales. Una a una fueron llegando las personas que ahora son clientes asiduos del exquisito sazón de la casa.
Sin embargo, Charlie y Raquel deseaban ofrecer lo mejor, los mariscos más frescos, platillos diferentes que lo distinguieran del resto de los restaurantes del lugar.
Y claro ¡pensó!, ¿Por qué no deleitar a todos con unas exquisitas langostas? ¿langostas? preguntó Raquel.
Sí, langostas. En Altata nadie ofertaba ese producto hasta que llegó esa idea que ahora los distingue de su competencia.
Y es que en Altata Mi Charlie es el único restaurante que ofrece langostas a sus visitantes.
Pero no son cualquier langosta, son langostas regionales, y además tienen una preparación única.
La especialidad de la casa es la langosta rellena, una delicia para el paladar de quien la prueba.
El toque especial lo pone las manos de Charlie, pues es el único en el restaurante que la prepara con tal maestría.
Sus nietos Allison y Charbell son los herederos de la sazón del abuelo.
Y como todo talento se debe compartir para que no se pierda, Carlos ha elegido a uno de sus nietos para heredarle las habilidades de la preparación de su receta secreta de Langosta Reina.
Charbell de 13 años es el único de la familia que conoce la preparación de manera tan meticulosa. Poco a poco acompaña a su abuelo en este camino culinario.
También Allison, hermana gemela de Charbell es heredera de ese toque especial, pero en todos los platillos referentes a la barra fría.
Desde la edad de tres años ambos jovencitos se han metido a la cocina, igual zarandean un pescado y preparan coctelería.
En Altata Mi Charlie ha hecho del restaurante un estilo de vida para su familia y un deleite para los consumidores. Lo que para ellos es tradición familiar, para los miles de visitantes es la otra cara del mar… con sabor a langosta.
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