En una emocionante expedición, un grupo de arqueólogos peruanos y japoneses han hecho un sorprendente descubrimiento en la región de Cajamarca, al norte de Perú. Encontraron un asombroso sitio arqueológico prehispánico que se remonta a hace 800 a 1000 años después de Cristo, un sitio el cual revela fascinantes detalles sobre una cultura antigua y sus prácticas de culto a los ancestros.

El arqueólogo japonés Shinya Watanabe explicó que el lugar era perteneciente a la civilización Wari, donde se hallaron dos cámaras funerarias subterráneas con pozas para colocar las momias y ofrendas a los ancestros. Estas cámaras, de gran tamaño y con dos niveles, albergan cinco nichos en los muros que contenían ofrendas variadas, como conchas de molusco strombus, fragmentos de cerámica y un plato trípode, hallazgos especialmente relevantes, ya que arroja luz sobre la cultura Wari, cuyas huellas se habían buscado durante mucho tiempo.

Además de estos tesoros arqueológicos, se encontró un paquete funerario que sostenía a una figura femenina, un kero negro de la civilización con intrincadas incisiones, conocidos por ser un tipo de vaso ceremonial; dos instrumentos musicales de viento elaborados con cerámica y dos sujetadores de cobre. Estos objetos sugieren una sociedad rica y diversa que solía habitar el sitio.

Judith Padilla, titular de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cajamarca, destacó que estos descubrimientos permiten comprender el estilo de vida y las prácticas rituales de las antiguas sociedades que poblaron esta región de Perú, arrojando luz sobre las prácticas culturales y rituales actuales.

El sitio arqueológico se ubica en el valle de Jequetepeque, en la provincia de San Miguel de Cajamarca, y abarca unas impresionantes 24 hectáreas. Descubrimiento que fue llevado a cabo por el Proyecto de Investigación Arqueológica (PIA) Terlén-La Bomba.

El Ministerio de Cultura ha señalado que el objetivo principal de esta investigación es comprender el sistema sociopolítico de la cultura Cajamarca durante el Horizonte Medio, de 900 a 1000 años d.C., y su relación con la cultura Wari, que floreció en el norte de Perú entre los siglos séptimo y decimotercero.

Este hallazgo arqueológico nos brinda un fascinante vistazo al pasado milenario de Perú, desvelando misterios y rituales ancestrales que enriquecen nuestra comprensión de esta tierra llena de historia. Cada cámara funeraria y ofrenda de cerámica se convierte en un puente entre nuestro presente y el mundo antiguo que una vez floreció allí.

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