Impresionante hallazgo arqueológico en Acapulco: descubren antigua ciudad prehispánica
Arqueólogos encontraron una ciudad perdida en una zona arqueológica de Acapulco, que tendría hasta 1,600 años de antigüedad
En el puerto de Acapulco, Guerrero, tuvo lugar un impresionante hallazgo arqueológico, ya que investigadores descubrieron una ciudad perdida de la época prehispánica, que tendría hasta 1,600 años de antigüedad, con algunas semejanzas a la cultura nazca del Perú.
En un terreno con una extensión de 334 hectáreas, ubicado a 13 kilómetros del centro de Acapulco, un equipo de aficionados de la arqueología encontró un conjunto de 38 petrograbados, calendarios circulares y una imagen en representación de una deidad de la lluvia.
De acuerdo con la agencia EFE, entre los hallazgos resalta el petrograbado de un mono, idéntico a uno perteneciente a la cultura nazca en Perú, por lo que los arqueólogos especulan que un viajero pudo haber llevado estas figuras de un lugar a otro.
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"Como aficionados que somos de la arqueología, hemos intercambiado formas y figuras que tomamos aquí en Guerrero y nos han enviado formas iguales que se han encontrado en Perú, en Egipto, en algunos otros lugares de América Latina", relató el investigador y ambientalista Rubén Mendoza en entrevista.
Los hallazgos arqueológicos se encuentran en diversas zonas del Cerro de La Bola, donde en el pasado se ubicó una pirámide de la cultura Yope que se utilizaba para realizar rituales relacionados con el agua, las lluvias y la fertilidad, según la teoría.
La ciudad perdida tendría su origen en fines del periodo Clásico temprano, aproximadamente en el año 400, que alcanzó su apogeo durante el Epiclásico (entre 600 y 900), para ser abandonada durante el periodo del Posclásico temprano, entre los años 900 y 1200.
Cabe mencionar que esta zona arqueológica es frecuentada por los amantes del senderismo debido a que tiene unos 3 kilómetros de altura y se encuentra entre 25 y 275 metros sobre el nivel del mar.
Los investigadores coinciden en que la piedra que se encuentra sobre el emblemático cerro era una forma de señalización para los antepasados, quienes debían llegar y tocarla para asegurarse de que el lugar estaba hecho.
Tanto vecinos como especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se hacen cargo de cuidar esta zona arqueológica por su importancia histórica y cultural, evitando así el saqueo y vandalismo de las obras rupestres por parte de visitantes, como ha ocurrido con otras zonas.