Es una fruta silvestre que fue ampliamente conocida en los pueblos de Sinaloa, consumida por placer y por la fuerza para prevenir enfermedades.
Por: Juan Francisco Sotomayor
Es una fruta silvestre que fue ampliamente conocida en los pueblos de Sinaloa, consumida por placer y por la fuerza para prevenir enfermedades
¿Cuántos recuerdan haber comido papaches?. Es un fruto relacionado con la vida primitiva de Sinaloa, los indígenas la recolectaban y comían como una exquisitez de invierno, y hasta las presentes generaciones es un fruto de consumo cotidiano, mayormente en comunidades rurales alteñas. En la antigüedad se decía que ayudaba a curar enfermedades. No se equivocaron, sí previene el cáncer.
La planta de papachi o papache Randia echinocarpa, de la familia de las rubiáceas, se distribuye por casi todo el país, con mayor presencia en climas cálidos y semicálidos, desde el nivel del mar hasta los mil metros de altitud y en toda clase de selvas y bosques. Estuvo presente en todo el territorio de Sinaloa.
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Con la llegada de la temporada de lluvias, a partir de julio, en Sinaloa las plantas de papachi reverdecen y florean. De ahí emergen frutos redondos y verdes con unas protuberancias como verrugas y picos suaves. A finales de noviembre los frutos están madurando tomando un tono amarillento.
En esa condición algunas aves pican los frutos haciendo un pequeño orificio y vacían su contenido dejándolos con apariencia normal. De ahí se deriva el viejo dicho sinaloense “está más picada que un papachi”.
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Al final los frutos se vuelven negruzcos dando evidencia de su madurez. A esta planta también se le conoce como “crucecillo” o “crucillo chino”, porque sus tallos producen ramas en pares contrarios. En algunas comunidades de Sinaloa los recortes de sus tallos los usan como percheros colgantes.
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Para los indígenas de Sinaloa los papachis o papaches fueron un alimento de subsistencia en invierno, cuando escasean los frutos silvestres, en las culturas primitivas su consumo era un deleite. Tiene un sabor amargo y dulce a la vez, y su aspecto negruzco lo hace poco apetecible. Su consumo también está relacionado con el uso medicinal, por eso para muchos niños fue un alimento que entró por la fuerza antes que por el gusto.
Hoy en día los papachis se consumen mayormente en comunidades rurales de los municipios de Choix, El Fuerte, Sinaloa de Leyva, Mocorito, Cosalá y San Ignacio, y se venden en la calle o mercados públicos.
Los indígenas le atribuían propiedades curativas para prevenir el cáncer y problemas de salud graves asociadas a los riñones y otros órganos. No estaban equivocados, hoy en día la ciencia les da la razón.
La planta de papachi Randia echinocarpa, fue Descrita por Moc. Y Sessé en Prodromus Systematis Naturalis Regni Vegetabilis en 1830, y ha sido muy estudiada en Sinaloa, inicialmente y hasta hoy por el botánico Dr. Rito Vega Aviña.
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A principios de los 90´s el maestro de la facultad de Agronomía José de Jesús Solano Rosas estudió su germinación, con plantas de papaches de la Higuera de los Monzón, Badiraguato. Y las propiedades del fruto se estudian en Sinaloa desde 1998 por distintos investigadores.
Actualmente el Dr. En biotecnología, Francisco Delgado Vargas encabeza en la Facultad de Ciencias Químico Biológicas de la UAS importantes estudios etnobotánicos sobre esta especie. El fruto también ha sido estudiado por la Dra. Sylvia Paz Díaz Camacho y otros investigadores.
Imagen: Facebook Juan Fco. Urias Escalante
Los científicos referidos partieron del conocimiento empírico que en Sinaloa los pobladores rurales usan el fruto del papache para enfermedades del riñón, pulmonares, circulatorias, diabetes, malaria, y con un énfasis en la prevención de cáncer.
Los trabajos publicados describen el descubrimiento que el papache posee propiedades inmunomoduladoras y anticancerígenas. En 2004 publicaron que el fruto del papache contiene “melaninas solubles relacionadas a la protección de los rayos ultravioletas (UV), a la inactivación de radicales y a la inmunomodulación”, además de “presentar alto valores fenólicos y de actividad inhibidora de alfa-glucosidasa”.
Con estos descubrimientos sorprende la sabiduría indígena de Sinaloa.
Ahora sí, vamos a comer papaches.