Respetarte a ti mismo y a los demás, es un gran paso para crear una atmósfera feliz.
Por: Kenia Meza
Respetarte a ti mismo y a los demás, es un gran paso para crear una atmósfera feliz
El florecimiento del ser humano es, sin duda, un espectáculo lleno de pasajes donde los deseos son encauzados hacia la felicidad. O bien, esa fue la concepción de un filósofo griego que compartió 10 consejos para ser feliz.
Para Aristóteles, el camino hacia la felicidad radica en poner en práctica el equilibrio emocional y la paz interior para que el “ser feliz” fluya de forma natural. Mejor dicho, una manera de vivir basada en lograr la ‘eudaimonia’, que se traduce como ‘felicidad’ o ‘bienestar’ pero significa ‘florecimiento humano’.
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"La virtud es una posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto
Con tal frase, Aristóteles dio a entender que una vida de abstinencia, carencia y represión no conduce a la felicidad. Pero, una vida llena de excesos tampoco lo hace ya que se convierte en una forma de esclavitud hacia el placer, lo que provoca un vacío existencial.
Por tanto, para desarrollar la ‘virtud’ se debe aprovechar el tren de las oportunidades con actitud y decisión. Por lo que en su libro “Ética a Nicómaco”, Aristóteles sugiere las virtudes a desarrollar para ser feliz:
- Apacibilidad: Capacidad para controlar nuestro temperamento e impulsos.
- Fortaleza: Punto medio entre la cobardía y la imprudencia. La persona fuerte es aquella que afronta el peligro siendo consciente de los riesgos y tomando las precauciones necesarias.
- Tolerancia: Equilibrio entre el exceso de indulgencia y la intransigencia. Aprender a perdonar sin dejar que pisoteen tu persona.
- Generosidad: Ayudar a los demás sin entregarnos tanto que nuestro “yo” se pierda.
- Modestia: Reconocer los errores y virtudes, asumiendo las responsabilidades de nuestros actos.
- Magnanimidad: La virtud relacionada con el orgullo. Reconocer tus actos con humildad y no caer en delirios de grandeza.
- Veracidad: Evaluar el alcance de las palabras y decir lo necesario (tacto para hablar).
- Gracia: Aprender a estar y que los demás disfruten de nuestra compañía.
- Sociabilidad: Elegir a los amigos con cuidado, se tendrán ideas similares en su conjunto, y cultivar las relaciones.
- Decoro: Respeto a ti mismo sin miedo a cometer errores, evitando ser insolente o intentar pasar por encima de los demás. “Yo te respeto para que tú me respetes”.
- Justedad: Tratar justamente a los demás. Tener en cuenta las necesidades ajenas como las propias para encontrar un punto de equilibrio en beneficio mutuo.
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Si llegaste hasta este punto, te invitamos a analizar tu “yo” interior. A reconocer tus aciertos y faltas, sin miedo sentirte ‘mala persona’; al contrario, verlo con los ojos de estudiante y aprender para mejorar. O bueno, el error es parte de la filosofía de Aristóteles, ¿te diste cuenta?