El niño que dio su vida por salvar a 3 mil niños esclavos

Su coraje y valentía son ejemplo para perder el miedo y hacer lo correcto. Su legado permanece vigente.

Por: Kenia Meza

Su coraje y valentía son ejemplo para perder el miedo y hacer lo correcto. Su legado permanece vigente

Los héroes invisibles se encuentran en todos lados, lo difícil es que la sociedad conozca su labor. En esta ocasión te contamos la historia de Iqbal Masih, un niño que se armó de valor para salvar a 3 mil niños esclavos en Pakistán.

Con tan solo 12 años, Iqbal Masih ya practicaba la empatía y el servicio, sin siquiera saber el significado que los diccionarios ofrecen de tales palabras. Seguramente su nombre no te es familiar, pero ya que conozcas sus logros y sacrificios realizados a favor de los demás, te quedarás conmovido.

Iqbal nació en el año de 1983 en una familia de escasos recursos en Lahore, Pakistán; un país azotado por problemas de eventos históricos (que la sociedad mundial conoce).

Tal era la necesidad de las familias, que enviaban a sus hijos a trabajar a las fábricas bajo un régimen de mano de obra intensiva hasta que los padres pagaran la cantidad correspondiente por empeñar a los niños como si fueran objetos y no almas.

Iqbal vivió tal situación. A sus cuatro años, sus padres se lo entregaron a un dueño de una fábrica de alfombras para que tomaran prestado 600 rupias, es decir alrededor de 12 dólares. Por lo que Iqbal se vio obligado a trabajar hasta que sus padres regresaran el dinero para recuperarlo.

Cuesta trabajo creer que existen actos de “esclavitud moderna”, pero es una realidad. Al igual que Iqbal, miles de niños estaban encaminados al mismo destino: encerrados para que no pudiesen escapar, poca comida y agua, obligados a trabajar más de 12 horas los siete días de la semana; y si los padres tardan mucho tiempo en regresar el dinero, mayores eran los intereses.

Iqbal adquirió una “experiencia laboral” de cinco años hasta que sus padres lograron juntar los 12 dólares que debían, pero con los intereses, la deuda subió a $200 dólares; una fortuna en la década de 1980 en Pakistán.

Por si te interesa: Niños hacen prótesis de brazo para niña de Culiacán

1, 2, 3… ¡a escapar!

Esta esclavitud la vivieron miles de niños, quienes, en su inocencia no comprendían lo que sucedía. Sólo sabían que cuando uno soldado del equipo estaba malherido, no lo curaban, sino que lo golpeaban brutalmente.

Cansado de la jornada laboral y de los abusos, a sus 10 años Iqbal comenzó a planear un escape que no sólo lo liberaría a él mismo, sino a todos los demás niños que estaban en la fábrica.

No era una misión fácil, pues si fracasaba pagaría el precio con su propia vida. Durante una jornada laboral, Iqbal y otros niños lograron escapar a la estación de policía más cercana, pero se toparon con autoridades corruptas que los regresaron a la fábrica.

Y el premio por regresar a la fábrica fue un castigo severo con fuerza bruta. El anhelo de vivir de otra manera, impulsó a Iqbal a volver a planear otra forma de escape (ya tenía 12 años).

Y consciente de la falta de apoyo, Iqbal prefirió estudiar un poco más para ir pedir ayuda a Servidumbre Laboral Liberación Frente (BLLF), una organización sin ánimos de lucro que combate la esclavitud y el trabajo infantil.

Gracias a la valentía y esfuerzo de Iqbal, la organización consiguió todo el papeleo necesario para liberar a todos sus compañeros de trabajo en la fábrica del terror.

Iqbal Masih: Tengo alas para volar

Desde que recuperó su libertad, Iqbal subió su meta: liberar a todos los niños obligados a trabajar en Pakistán. Con la ayuda de BLLF, logró compartir su historia a nivel mundial y consiguió apoyo de las Naciones Unidas.

Iqbal comenzó a trabajar con diversas organizaciones para concienciar a las personas sobre la esclavitud infantil y la vida en Pakistán. Tal fue su influencia que recibió el premio Reebok de derechos humanos en el año de 1994.

Alzar la voz era lo que Iqbal anhelaba para que ningún otro niño pasara por lo que él vivió. Sin embargo, su popularidad provocó que muchas fábricas en Pakistán cerraran, por lo que Iqbal se convirtió en el enemigo de todos los dueños de estos lugares (que utilizaban la mano de obra infantil).

Fue entonces que, un 16 de abril de 1995, Iqbal regresó a Pakistán para visitar y contarle sus experiencias a su familia. Pero un disparo en la cabeza, de la mano de Mohammed Ashraf, terminó con su vida más no con su historia.

A sus 12 años, Iqbal logró salvar a más de 3 mil niños esclavos en las fábricas de Pakistán. Por lo que su historia, no terminó junto con su muerte. Él nos demuestra la importancia de la búsqueda del bien común para todos.

El coraje de este niño, y su vida, es inspiración para todos. No debemos tener miedo por luchar por lo que es correcto y por la libertad de los demás.

Ver artículo original en History of Yesterday

Aprende a combatir la esclavitud con las siguientes notas

¿Sabes qué hacer ante la privación de la libertad de una persona?

¿Cómo prevenir ser víctima de trata de personas en redes sociales?