Lo que sí hay que hacer, es desalentar o desactivar la formación de grupos antagónicos.
Por: Manuel Díaz
Unas cuantas líneas con un poco de teoría: los 3 subsistemas que conforman el Sistema de la Empresa Familiar son:
- La familia, toda;
- Los propietarios, aquellos familiares que son accionistas;
- Los administradores, sean o no familiares.
Lee: El delicado equilibrio familia – empresa
Cualquier evento en uno de esos subsistemas, repercute en los otros dos; y también, los actores que conforman cada subsistema, tienen sus propios derechos, obligaciones y -muy importante- sus propias aspiraciones.
Los familiares, tanto los consanguíneos como los políticos, esperan propiedad o al menos oportunidad laboral; los que ya son accionistas, procuran rentabilidad y posibilidad de conservar y transmitir por herencia; y los administradores no familiares están pensando y deseando en su estabilidad laboral, en hacer una carrera digna y segura en la empresa.
Por eso es que esos funcionarios de tu empresa que no son parientes tuyos están atentos, aunque sea de reojo y de manera disimulada, de cómo evolucionan las relaciones al interior de la familia propietaria: Cómo se llevan los hermanos; qué tanto “power” tienen cada uno; quién le vendería a quien; cuál será el próximo director general; etc., etc.; y conforme a sus percepciones se irán acomodando de acuerdo a sus propios intereses.
Esto es natural, y no necesariamente es malo; lo que sí hay que hacer, es desalentar o desactivar la formación de grupos antagónicos; no propiciar subgrupos ocultos dentro del grupo que conforma el subsistema administración.
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