10 poemas sinaloenses que seguro no conocías
Letras que exaltan a pescadores, romances, virtudes, a Culiacán, y más particularidades de este lugar.
Letras que exaltan a pescadores, romances, virtudes, a Culiacán, y más particularidades de este lugar.
Sinaloa es un Estado semillero de talentos, y no solo destacan artistas como Pedro Infante, cantantes como Ana Gabriel o los famosos ‘tabaleros’ en los municipios de Choix, El Fuerte, Ahome, Navolato, entre otros. En esta ocasión, te compartimos poemas sinaloenses para que descubras la magia en sus versos.
Un poema ayuda a manifestar la belleza o el sentimiento estético, a través de la palabra, sobre un acontecimiento, lugar o persona en particular.
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De esta manera, te compartimos algunos versos de escritores de Sinaloa para que amplíes tu espectro y descubras distintos poemas sinaloenses.
A los eternos pescadores
Por Víctor Corcoba
Del campo azul,
los ancestrales celestes
Pescadores celestiales.
¡Llevadme con vosotros!.
¡Llevadme!.
Dejadme navegar,
marineros de casta,
que aunque la mar humea
la nave de la luna aclara.
Quiero pescar desde alta mar
la luz de las estrellas
y bajar al mundo en mares
como fuente sonora
que surca la tierra de
encantados cantes clarividentes.
no me olvidéis, no,
que cuando las olas cantan
es que nace la brisa en verso.
Y en verso nació la vida,
la vida y el vivir,
el vivir navegando mares
del cielo para ser más cielo en el cielo. ¡Cielo!
Tomado de: Brechas, Órgano de Difusión Cultural de la Región del Évora, número 32, Guamúchil, Sinaloa, Verano de 2001.
Lee: Unidos como hermanos cantemos el Himno de Sinaloa
Flor de Luna
Por Alejandro Avilés
Aquí, bajo la sombra de tu olvido,
nace el recuerdo y muere la esperanza.
Las rosas de tu vida
encienden la corona de mi muerte.
La espuma de mis días
se pierde entre la noche
de los mares amargos, mares míos.
Eres la flor de luna
que se me da en las horas de mi sueño,
y en intervalos de vigilia oscura
te veo sumergida
en las ondas amargas del silencio.
Aquí, en las altas horas,
se llenan cielo y tierra de tu imagen.
Y flotan en la estancia lacerada
mientras fluye el insomnio,
gozo y dolor en éxtasis de abrazo.
A ti se entregan todos mis sentidos,
que tu memoria es brisa cariciosa
y lleva en la espiral de su armonía
los vuelos del perfume,
las luces de tu frente
y el sabor de ti misma.
Tomado de: Antología Sinaloense, Higuera, Ernesto, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, Volumen I, 1958.
Preludio
Por Genaro Estrada
A distintos caminos el crucero
por decidir el rumbo de los vientos
ofrece doce en la estación de Enero.
Siempre en preludios de contentamientos
nos detenemos por la nueva vía
terminal en los líricos lamentos.
Al paralelo que desgasta el día
el paso a buena gana detuviera
a trueque de cansancio en alegría.
Pero la incitación de la bandera
que señala el peligro, estimulante
al más rendido viajador lo fuera.
Y por ser del estímulo excitante
espera la linterna colorada
que en la noche previene al caminante.
Decorativo juego a la mirada,
conviene omiso proseguir el paso.
oponiendo carrera violentada,
pues antes que episodio de fracaso
vale mejor el encontrar vereda
de incertidumbre por el campo raso.
A tal empeño decidir me queda
la ofrecida elección, que he decidido,
de seguir de los aires en la rueda,
porque rumbo oficial y conocido
sólo es procurador del deleitoso
y mórbido poema entumecido.
Entregado del viento en el gozoso
maquinar de imprevistas estaciones,
subir la vertical vertiginosa.
Desertor de gastadas emociones
voy, cazador de insospechadas presas,
a quitar la capucha a mis halcones
escépticos de todas las sorpresas.
Tomado de: Antología Sinaloense, Higuera, Ernesto, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, Volumen I, 1958.
Sonríe… Mientras
Por Olalla Tracy de Velázquez
Si Eres joven, Sonríe
Por el ansia que siente de vivir …
Si eres viejo, sonríe
Por la satisfacción de haber vivido …
Sonríe MIENTRAS cruzas el sendero
Que te marcó el destino …
Sonríe vas MIENTRAS por el camino
AUNQUE sepas que no es el verdadero …
Sonríe … Porque siempre una Sonrisa
aleja los fantasmas
en las noches oscuras de la vida
y en los días más grises de las Almas.
Aprende a sonreír para Sentir que vives.
Aprende a amar y Comprenderás el don
de saber APRECIAR tu vida …
Tomado de: Presagio, Revista de Sinaloa; Número 18, page 33.
Lee:
La Huella de sus pasos
Por Antonio López Arce
Diligentemente,
ella buscaba
La Huella De mis pasos …
en el lodo,
en la arena de la playa,
En la tierra suelta.
Yo la borraba
con ayuda del viento.
Pasaron los años,
imperceptiblemente …
y yo soy Ahora
Quien Busca La Huella
de Sus Pasos,
en el lodo,
en la arena de la playa,
En la tierra suelta,
tristemente, tristemente …
Tomado de: Brechas, Órgano de Difusión Cultural de la Región del Évora, número 30, Guamúchil, Sinaloa, otoño de 1994.
Una voz
Por Gonzalo Armienta Calderón
Tengo Entre Mis Manos UNA VOZ
Que se Hace caricia,
ensueño, luna y marzo
Levanta Una atalaya
y Se Esconde trémula
Porque No Ser de quiere,
otra vez,
voz de realidad.
Tengo Entre Mis Manos UNA VOZ,
Paloma del desierto
Que anida en el alma provinciana
Para Volver a ser,
mañana,
La Voz del campanario,
renuevo de esperanza
en el alma viril
de la patria angustiada. . .
Tengo Entre Mis Manos UNA VOZ. . .
Tomado de; Presagio, Revista de Sinaloa; Número 24, page 13.
El Último Indio
Por José María Dávila
Con El ojo avezado pecado Inmenso lo
y el oído sensata al silencio,
domina la estepa
de fuego y arena
El Rey del desierto.
Vuela al aire Haga mechero negro
al galope del prieto Que, en pelo,
SUS PIERNAS dominan:
silla Pecado, ni brida,
arzones del ni, ni freno.
Mirar parece y, una Lejos lo,
Donde el sol va ocultando Hacer fuego,
La Tumba Que Esconde,
Perseguida y pobre
Hacer Raza de Bronce.
Pero Aun el señor de lo Inmenso,
el señor del sagrado silencio,
domina la estepa
de fuego y arena:
es el Rey del desierto.
Tomado de: Antología Sinaloense, Higuera, Ernesto, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, Volumen I, 1958.
Culiacán
Por José Mena Castillo
Esta añeja ciudad que ves ahora
poblada de automóviles veloces
de tiendas bancos y fenicias voces
expresión del lucero que devora.
Fue en otro tiempo casa acogedora
de frailes misioneros y feroces
soldados y colonos que de atroces
hechos colmaron la remota hora.
Todo ha cambiado en el fluir silente
del tiempo y de la vida que adelanta;
la provinciana paz es lapso muerto;
sólo nos queda como encanto cierto
del aledaño mar, la voz que canta.
Poema Culiacán
Por Jesús G. Andrade
Emperatriz que guardas los sacros lares míos,
y cuya faz reflejan las linfas de los ríos
que como dos vasallos que tu belleza encanta
se aduna presurosos para besar tu planta.
Hada buena que en tiempo de próspera fortuna
meciste con tus manos pentélicas mi cuna
y al agitar tu vara de virtudes, inquieta,
en mí surgir hiciste los sueños del poeta,
y hoy, entre las tinieblas de mi alma desolada
enciendes como estrellas los ojos de mi amada.
Yo te he visto en las tardes cual fabulosa reina,
cuando el sol que declina sus cabellos despeina,
perfilar tus encantos en el celeste domo
como en un abanico de esplendor policromo.
He mirado tu corte de núbiles doncellas,
de cuerpos voluptuosos y de pupilas bellas,
pupilas fascinantes cuyo fondo atesora
las sombras de la noche y el fuego de la aurora.
Distienden en tu alcoba sedeños cortinajes,
tintos en oro y grana los fúlgidos celajes;
tu lámpara es el astro que en el confín desmaya
y tu espejo, las ondas del transparente Humaya.
Tal vez en esas horas de ensueños vespertinos,
al reclinar tu cuerpo de contornos divinos,
en tálamos de rosas, contemplas las visiones
que entre volar de águilas y rugir de leones
engalanan tu frente con laureles de gloria
mientras tu nombre clama con su clarín la Historia.
Y pasan las legiones de antiguos paladines
guiadas por los Huitzinzones y por los Tecpatzines,
que alzan al sol sus tiendas y esparcen la simiente
de una prócer estirpe, titánica y valiente.
Súbito rasga el rayo la túnica del viento,
de una voz sináptica levantase el acento
y surge la terrible divinidad sombría,
símbolo formidable de la raza bravía
que forma el simulacro del dios, y luego avanza
conduciéndolo en éxodo, como Área de la Alianza.
Y desfilan los pueblos, y los conquistadores,
los nativos vencidos, los triunfantes señores,
dos razas que fincaron la nación venidera
que a un solo dios adora y una misma bandera.
Después la imagen épica del ínclito Rosales,
pasa entre los acordes de cánticos triunfales,
paladín-caballero, noble hijo de Belona,
que al herir vierte el bálsamo y que al vencer perdona.
¡Oh, emperatriz augusta que amaron mis mayores!
Un adalid contempla tu sueño entre las flores,
ya se acerca a tu lado con cauteloso afán,
para robarte un beso, don Nuño de Guzmán!
Andante
Por Genaro Estrada
Ha de ser siempre así, fuego sin llama,
siempre en preludio que comienza y muere
a la seguridad del día siguiente.
Me basta la presencia de tu mano,
sentir el curso de su sangre tibia
y en el leve temblor de su delicia
consumir la pastilla de los éxtasis.
Me basta la delgada hoja del aire
temblada entre mis dedos nebulosos.
Constancia del anhelo de la brasa
entre la realidad de la ceniza,
su mantenido fuego me asegura
futuro igual en el correr del tiempo.
Adverso al goce que procura el día
en la certeza que su tedio ofrece,
he de ser siempre así, como un andante
de repetido tema en su motivo.
Para qué terminarlo inútilmente
si nunca ha de acabar este preludio?
Tomado de: Antología Sinaloense, Higuera, Ernesto, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, Volumen I, 1958.
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