Luis Beltrán le pone corazón al taco, como su padre
Desde los 14 años le encontró el gusto a la elaboración de tacos. Ahora es el famoso taquero de Alturas del Sur.
Desde los 14 años le encontró el gusto a la elaboración de tacos. Ahora es el famoso taquero de Alturas del Sur.
Tan solo tenía 14 años cuando Luis Beltrán tomó por primera vez en sus manos un cuchillo y un tronco taquero de mezquite.
La curiosidad de haber crecido viendo diariamente a su padre, Carlos Alberto Beltrán, enfundado en un mandil blanco y tras una carreta de tacos, le enseñó a Luis la manera de trabajar. Ahora es él quien le pone corazón a los tacos buceados.
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Con dedicación, Don Carlos le explicó a su hijo que el ser taquero es un muy buen oficio porque te deja “para comer”, pero que ningún oficio va a remplazar una buena educación.
Siguiendo el consejo de su padre, Luis terminó el bachillerato y decidió estudiar una carrera en Ingeniería Civil. Misma que quedó inconclusa porque ese amor por los taquitos que prepara en su carreta le llenó además del estómago, el corazón y los bolsillos.
Mientras estudiaba, Luis ayudaba a su papá en la elaboración de todo el proceso para que los clientes se fueran satisfechos.
Tan era así; que había clientes asiduos que día tras día, pasaban a desayunar antes de empezar con las faenas diarias.
Con el paso del tiempo, Luis decidió independizarse y poner su propia carreta de tacos de tripa, panza y buche.
Pero se encontró ante una disyuntiva ¿en dónde ponerlos para no generar competencia a su padre o hermanos que también habían inclinado la balanza y hecho de los tacos su manera de vivir?
Fácil. Pensó Luis. “Tenía que ser en un lugar donde no hubiera de los tacos que yo vendo y que a su vez no estuviera cerca de mis hermanos, así no habría competencia entre nosotros”, pensó.
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Fue cuando le llegó la oportunidad de adquirir una casa en Alturas del Sur y se convirtió en el lugar ideal para establecerse.
Ahora, desde hace casi 4 años, Luis se levanta puntualmente antes de las 6:00 de la mañana para tener todo listo para la llegada de sus primeros comensales.
¡Pásele qué le damos!, se escucha el grito de una de las empleadas de Luis que invitan a los clientes a degustar de los que según, sus clientes son de los mejores tacos del lugar.
Mientras las trabajadoras sanitizan las mesas y toman la orden, Luis va acomodando su tronco taquero para empezar a preparar los taquitos.
Por allá al fondo del lugar, se escucha a un cliente que alza la voz para pedir una orden de buceados.
Casi de manera instantánea Luis mete sus utensilios hasta el fondo de una olla de aceite hirviendo para sacar el producto más frito, y que su cliente quede satisfecho.
Durante 32 años, Don Carlos supo mantener una tradición culinaria. Según Luis, a su papá lo enseñaron unos parientes del rancho a preparar estos tacos, y fue de ese oficio con el que logró sacar adelante a su familia.
“Yo me enseñé a trabajar los tacos, al ver a mi papá como lo hacía diariamente durante tantos años, a mí me gusta mucho hacerlo. Creo que si haces algo con pasión se te mete en la sangre y los clientes lo notan”, asegura contento.
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Y es que no en vano, la gente dice que los “Beltrán” son los tacos más sabrosos de Alturas del Sur.
El teléfono de servicio a domicilio no para de sonar. Los autos no dejan de llegar a recoger sus pedidos y en el restaurante hay un ir y venir de clientes de manera constante.
Como Luis dice; Esto es de pasión y de sabor. El toque que le da a los taquitos la salsita verde o roja que prepara diariamente, es el ideal para que no le fallen las ventas.
“Gracias a Dios, no nos falta. Siempre hay clientes yendo y viniendo. Eso lo motiva a uno para esforzarse a hacer mejor las cosas cada día”, señala mientras corta la carne para la siguiente orden que ya esperan.
Hay muchas maneras de ganarse la vida con dignidad. Ahora, a sus 29 años, Luis le pone corazón a los tacos buceados de Alturas del Sur. Es el sazón de su padre.