Sumergido entre la maleza en un punto casi inalcanzable para la luz del día, permanece escondido ante la percepción de la vista un conjunto de tumbas antiguas que forman parte de un antiquísimo panteón considerado como un tesoro oculto con indefinible valor histórico. El misterioso ambiente atestado de historias, mitos y relatos, han dado lugar a una atmósfera sombría acompañada de extrañas visitas esporádicas que provocan ligeras sensaciones irregulares durante el recorrido.

Las tumbas a la intemperie han resistido las variaciones e inclemencias del tiempo a lo largo de los años, pero que de alguna forma lograron afectar en cierto modo a la estructura de la mayoría, y destruyendo por completo a unas cuantas que se fueron perdiendo en el olvido, guardando en su interior cientos de acontecimientos del mundo exterior a perpetuidad. Monumentos funerarios con más de 100 años de longevidad que representan el pasado de nuestro pueblo y denotan las épocas de esplendor debido al auge de la minería a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Solo queda admirar el increíble trabajo realizado por sus personas que seguramente jamás imaginaron que sus obras iban a trascender hasta nuestros días. Hoy es un sitio abandonado, imperturbable, lleno de calma y curiosidad, rodeado de árboles envueltos por leves ráfagas de viento que producen uno de los pocos sonidos que se escuchan junto con el canto de las chachalacas y el cotorreo de las guacamayas que eligieron este paraje en específico para alimentarse. Sin duda, el panteón de Charcas es un tesoro escondido del patrimonio histórico de Concordia, Sinaloa.

Te puede interesar