En La Palma, Óscar Higuera ha esculpido una vida entre la madera y la creatividad
Con madera de humildad, desde hace 40 años ha forjado una trayectoria dedicada al arte y a su familia.
Navolato, Sinaloa.- Óscar David Higuera, un hombre de talento y pasión. Ha esculpido su vida entre la madera y la creatividad. En su querida Villa Ángel Flores, “La Palma”, ha forjado una trayectoria marcada por la dedicación a su arte, que nace del corazón y se convierte en figuras que cobran vida entre sus hábiles y talentosas manos.
Durante una entrevista concedida para Tus Buenas Noticias, recuerda con nostalgia cómo su aventura comenzó con un pequeño señuelo en forma de beisbolista, que sirvió de inspiración para dar vida a sus maravillosas esculturas.
"He sacado muchas esculturas que han sido donadas, regalos en gratitud a la ayuda que recibo de otras personas", comenta con humildad.
¡Recibe las últimas noticias!
Cada una de sus obras es fruto de un amor inmenso y una dedicación sin igual, donde no busca lucrar, sino expresar su arte y contribuir a la belleza del mundo que lo rodea.
A sus 78 años, los días parecen correr más rápido, pero eso no ha detenido su espíritu incansable. Se autodefine como artista, aunque la modestia le impide reconocerse plenamente como tal. "Lo hago con gusto y con amor, con fe y tiro a que salga mi trabajo", confiesa con una sonrisa que denota su orgullo por cada pieza creada con majestuosidad.
La figura humana es su gran pasión, y en especial la mujer en todas sus facetas: embarazada, con ropón, sin ropón. Para ello, su madera preferida es la Caoba, un material que aprendió a trabajar en sus días en Estados Unidos, donde dejó parte de su historia trabajando para brindar un mejor futuro a su familia.
En sus palabras se percibe el amor que siente por su arte, y cómo cada figura es una parte de él mismo. "Cuando lo haces, lo haces con todo el amor y cuando te preguntan en cuanto lo das, no sabes", dice entre risas, pues medir el valor de una obra que nace del alma es algo que no se puede cuantificar con palabras.
Sus manos, expertas y experimentadas, labran horas de trabajo en cada pieza. "Mi trabajo tiene una complejidad", dice, mientras recuerda las enseñanzas de su amigo Juvenal Cervantes, un platero que le abrió las puertas del arte en la madera pesada. De ese instante nació su pasión, un “gusanito” que creció dentro de él y lo llevó consigo al volver a su hogar en La Palma.
Al regresar a casa, después de 10 años de esfuerzo y labor Óscar enfrentó un nuevo desafío. Encontrar el material adecuado para continuar su arte. Así, se aventuró al monte en busca de “guásima”, “inmortal” y otras maderas livianas.
Con esfuerzo y dedicación, comenzaron a nacer sus primeras figuras, algunas chuecas, otras torcidas, pero todas llenas de su amor y empeño, según sus propias palabras.
Sus esculturas son como hijos para él, y aunque alguien le sugiere venderlas, él las considera su legado. Su obra de vida.
"Son como mis hijos", expresa con ternura, dejando ver que cada pieza es una parte de su alma plasmada en madera.
Entre todas sus creaciones, para Óscar destaca "El Padre Abraham", una obra que encierra una profunda trascendencia sobre nuestra humanidad y origen. Es la representación de su esencia como escultor, un trabajo que requiere horas de dedicación y que lo enfrenta a desafíos creativos en cada paso.
En su taller, cada pieza es concebida con paciencia y precisión. "El punto de partida es lo difícil", admite, pero su inspiración y habilidad lo llevan a esculpir con maestría los detalles y las formas, convirtiendo la madera en arte.
Óscar David Higuera, un artista en toda regla, ha dejado una huella imborrable en La Palma. Su historia es una mezcla de sacrificio, talento y amor.
Su legado, perdurará en cada figura que ha dado vida a lo largo de su trayectoria artística.
Con cada talla, ha trascendido el tiempo y se ha convertido en una leyenda. Un hombre que ha esculpido su propia vida y ha dejado su corazón en cada obra que ha creado.
En La Palma, el artista de la ebanistería es Don Óscar Higuera, el hombre que ha dedicado su vida a grabar en la memoria el arte de la humanidad. Tiene madera de gente buena, la paciencia y la tolerancia son las gurbias que moldean con armonía su razón de ser feliz.
Lee también: Gabriel López es un artista de la madera en Navolato