Culiacán, Sinaloa.- Para sobrellevar las altas temperaturas de Sinaloa, a la mayoría se nos antoja degustar algún raspado para refrescarnos. Y qué mejor si es uno de los postres frutales troceados o rallados de hielo, bañado de jarabe de sabores. En cada temporada de calor, desde la colonia Renato Vega Amador sale Alejandro Bobadilla Magallanes con su triciclo de helados para saciar el gusto y refrescar el momento.

Herencia familiar. Desde los 8 años, Alejandro ya raspaba hielo, junto a sus papás (Andrés y Rosa) quienes se dedicaban a vender el granizado en la sindicatura de Eldorado. Después emigraron en busca de una mejor calidad de vida a Ciudad Obregón, lugar donde siguieron con la misma labor.

Amor por el honrado trabajo. El vecino de la colonia, Renato Vega Amador, revela que, a la edad de 15 años, decide regresar a la capital sinaloense. Vive con su abuelita Adelina, quien también se dedicaba a la venta de raspados. “Me vine de Obregón, e inicié ayudándole a mi abuelita con la venta de raspados y nos compartíamos las ganancias en partes iguales”, expresó.

Ser su propio patrón. A los 17 años, tras el deceso de su abuelita, Bobadilla Magallanes decide ser su propio jefe, al tener la responsabilidad de sacar a adelante una familia.

Gran opción de emprendimiento. Conocedor del oficio considera que es una excelente opción dedicarse a preparar las mieles, ingrediente principal del refrescante postre tradicional. Cada verano es una gran oportunidad de negocio puesto que los raspados tienen alta demanda en Culiacán, época del año donde las temperaturas aumentan a más de 45 grados centígrados.

Venta de raspados y “chupa chupa”. En temporada de calor, el hombre de 43 años de edad vende raspado y en la época de frío comercializa los tradicionales pirulines de azúcar, que algunas personas los acompañan con tajín.

Producto de calidad. Señala que para ofrecer los mejores raspados inicia con la preparación de los jarabes desde las seis de la mañana. Su receta es tradicional, a base de pulpa hervida de fruta natural y de temporada como: Piña, tamarindo, ciruela, entre otros deliciosos sabores; y también produce los clásicos como el de vainilla, sabor favorito de muchos de sus clientes. Su jornada laboral culmina entre cinco y seis de la tarde.

Claves del éxito de su negocio. Además, indicó, que le apasiona mucho su trabajo que realiza desde hace más de 28 años. Le agrada ser su propio jefe, porque se ajusta al horario de trabajo y siempre le va bien en su negocio ambulante. Además, de ofrecer rapados de deliciosos sabores, lo distingue el buen trato que le brinda a sus clientes.

Hombre de fe y carismático. “Es un buen negocio, porque me ha ayudado a sacar adelante a la familia, construí mi casa, de aquí ha salido todo lo que tengo. Como en todo negocio hay altas y bajas, pero gracias a Dios, siempre me va bien. Todos los días salgo con buen humor a la calle. Debemos ser amables con toda la gente, porque podemos ofrecer muy buenos raspados, pero si tenemos mala actitud, dudo que nos compren dos veces”, puntualizó.

Esfuerzo y pasión. Alejandro está acostumbrado seis días a la semana a recorrer algunas calles de las colonias: Guadalupe Victoria, Amistad, Villa del Real, 7 Gotas, Esperanza y 5 de Febrero. También ofrece su producto los días de clases a las afueras de instituciones educativas que se ubican sobre el bulevar Agricultores y algunos tianguis que se establecen al sur de Culiacán.

Otra oportunidad de venta. Además, el hombre emprendedor, hace más de 17 años, ofrece sus deliciosos rapados y “chupa chupa”, en eventos sociales. Y gracias al buen producto y el carisma que los caracteriza, día a día logra tener más clientes complacidos.

Identificado con la cultura del esfuerzo y dedicación. “Una vez un cliente me contrató para una fiesta y de ahí inicié a ofrecer mis productos para eventos sociales. Trabajo de domingo a viernes, pero si me sale un evento el sábado, no lo dudo en ir a trabajar, porque es un dinero extra que uno gana. Y es lo que también me ayuda a tener clientes satisfechos, que me recomiendan con otros”, manifiesta con orgullo.

Trabajo honrado. Invita a la gente, en especial a los a jóvenes, si no cuentan con trabajo, que no teman emprender. “El que no tiene un trabajo honrado es porque no quiere. No tengan miedo en “arrear” un negocio. Que les apasione lo que realizan para que pronto obtengan frutos. No teman ser su propio jefe”, aconseja mientras raspa la barra de hielo, para luego preparar un raspado.

Más de 28 años de experiencia lo respaldan. Así que ya lo sabes, si deseas desafiar al calorón, no dudes en comprarle a Alejandro un raspado de hielo, del sabor de tu agrado o un “chupa chupa”. Cuando inicia el sofocante calor de Culiacán, emerge la solución a todo antojo. Alejandro raspando hielo se gana la vida. Ofreciendo raspados entrega un delite de verano.

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