El dolor de una madre: La lucha de Carmen Rodríguez contra las adicciones en su familia
Una historia contada del lado del familiar que sufre las adicciones de los hijos. “Hubiera preferido morirme antes de verlo así”.

Carmen Rodríguez es una mujer que ha vivido de cerca el impacto del alcoholismo y las adicciones en su familia. Su historia es la de una madre que, con valentía y resiliencia, enfrentó la enfermedad de su esposo y las devastadoras consecuencias en la vida de sus hijos.
"Yo me casé muy joven. Mi esposo trabajaba en la Comisión Federal de Electricidad y vivimos durante 15 años en un campamento de la comisión, lejos de El Fuerte, Sinaloa. Ahí nacieron mis seis hijos, estábamos bien, no carecíamos de nada. Mi esposo, aunque le gustaba tomar, siempre fue responsable en su trabajo y en la casa", recuerda Carmen.
Sin embargo, la adicción al alcohol dejó secuelas en la familia. La historia es contada para el organismo ciudadano denominado Malala, en la serie: ¿No pasa nada?
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Según la Fundación Clínica de la Familia, los hijos de padres con adicción al alcohol tienen hasta cuatro veces más probabilidades de desarrollar alcoholismo u otras adicciones en comparación con otros niños. En el caso de Carmen, sus hijos no fueron la excepción.
De sus seis hijos fueron adictos: Enrique, Martín, Carlos y El Chano, pero El Chano lo dejó solo, confiesa: “Dijo hasta aquí”.
La vida de Enrique, su hijo mayor, se vio marcada por la adicción.
"Duré ocho años sin saber nada de él. Cuando llegó, venía en un estado que hubiera preferido morirme yo antes que verlo así. Era una cosa horrible, como un despojo humano".
Enrique, quien en su juventud era un hombre fuerte y guapo, se convirtió en un despojo humano, según su madre. Cuando finalmente logró llevarlo al médico, recibió la dolorosa noticia: su hijo tenía VIH.
La relación entre el abuso de drogas y el VIH/SIDA está documentada por el National Institute on Drug Abuse, que señala que el consumo de sustancias aumenta el riesgo de contagio y agrava sus efectos.
Carlos, otro de sus hijos, también enfrentó problemas con las adicciones. "Llegó a la prepa, pero no la pudo terminar. Se casó joven y se fue a vivir a Querétaro. La última vez que lo visité, lo vi llegar borracho y drogado a altas horas de la noche. Ahí entendí que algo no estaba bien".
A través de su hermano Enrique, quien ya recuperado trabajaba en un centro de rehabilitación, Carlos recibió ayuda. Logró mantenerse limpio durante 11 años, hasta que una sola cerveza en un bautizo lo llevó nuevamente a la espiral de la adicción.
Según datos especializados, alrededor del 60% de las recaídas en personas en recuperación están vinculadas al consumo de alcohol.
"Donde ya caí en cuenta fue cuando estaba trabajando en una bodega de construcción y me dijeron que Carlos estaba vendiendo sacos de cemento que no eran suyos. Luego vendió la televisión, el refrigerador, la estufa, todo, con tal de conseguir dinero para la droga".
Carmen recuerda con tristeza cómo su hijo se sumió en un mundo de desesperación y problemas.
"Aquí en el barrio hay muchos que han caído en lo mismo. Es un camino duro, lleno de problemas y enfermedades. Lo que más se espera es la muerte. No sabe una si al día siguiente lo van a traer muerto o cómo lo van a traer. No se puede describir con palabras".
A pesar del sufrimiento, Carmen nunca perdió la esperanza. "Una madre hace todo lo que puede por luchar por sus hijos y sacarlos adelante. Aquí está él, conmigo. A pesar de todo lo que pasó, sigue con vida. Dios sabe por qué sigo aquí, con 85 años".
La historia de Carmen es un testimonio de amor inquebrantable y resistencia ante la adversidad. Su lucha es la de muchas madres que enfrentan el drama de las adicciones en sus familias, con la esperanza de ver a sus hijos salir adelante.