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Con dedicación Liliana es ejemplo de trabajo para sus hijos

Hace más de 17 años se dedica a la venta de atole en el Centro.

20 enero, 2023
Con dedicación Liliana es ejemplo de trabajo para sus hijos

Liliana Zamudio es una mujer joven. La vida le ha presentado distintos retos que ha sabido superar.

Ella es un ejemplo de perseverancia. Desde pequeña aprendió que el trabajo es necesario para salir adelante y que es el medio para poder subsistir.

Uno de los recuerdos de la infancia de Liliana es ver a su mamá trabajar desde muy temprano en una tortillería. Su madre, era el sustento del hogar y el trabajo en la tortillería, el único ingreso para mantener a la familia.

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Así, desde pequeña entendió la importancia de tener un empleo.

Con el paso del tiempo, Liliana hizo su vida. La mamá de su pareja, se dedicaba al comercio informal, por lo que Liliana incursionó en la venta de atole y gorditas para la temporada invernal.

“La mamá del papá de mis hijos fue quien me enseñó a hacer gorditas y atole para vender. Tenía 17 años cuando empecé en la venta de estos productos”, señala con una voz de agradecimiento.

Y ese agradecimiento radica en que ahora, ella ha tenido la visión para emprender y poner su propio negocio.

 Durante la temporada de invierno en la ciudad, Liliana establece su punto de venta sobre la Álvaro Obregón.

Llega a las seis de la mañana cargando con su anafre, un cazo, una minita de gas, una mesa y al menos tres termos que mantienen caliente el atole que trae a la venta.

Ahí, frente a la Plazuela Obregón, ya la esperan una gran cantidad de personas que buscan sentirse arropados por el sabor de sus bebidas.

“Me levanto diariamente a las tres de la mañana. Hago el atole, la avena, el chocolate, además preparo la masa para las gorditas y cuando llego aquí, la gente ya está esperando. Hasta me preguntan que, si por qué no llego más temprano”, dice entre risas.

Y es que todo ese trabajo previo, lo realiza el mismo día, según ella, para que todo el producto esté en perfectas condiciones y los clientes se lleven un buen sabor de boca.

“Desde hace 17 temporadas he obtenido permiso para vender aquí mis gorditas y mis atoles. La gente ya sabe que aquí me encuentra. Tengo muy buena venta y eso me hace sentir muy bien. Si es mucho trabajo, pero esto es para sacar adelante a mis hijos”, dice con una voz de convicción.

Como si este empleo, es justo lo que necesita para adquirir todo lo que sus tres hijos requieren.

Y es que como bien dice. Por los hijos, ningún sacrificio es grande. Sobre todo, si lo que se hace es para darles un ejemplo de un trabajo honrado.

Al concluir la época invernal, Liliana no se queda de brazos cruzados. Sigue trabajando y ahora, emplea su esfuerzo en calmar un poco la fatiga y el calor de la gente en su ir y venir por el Centro.

Prepara aguas frescas, así como raspados de frutas que vende para refrescar a la gente de Culiacán.

“Algunas personas pueden pensar que este trabajo es muy fácil, incluso que solo trabajo por temporadas. Pero no. Yo trabajo todo el año. Cuando no es el atole, son las aguas o los raspados. Mis hijos necesitan comer y esta es mi forma de salir adelante”, dice con toda razón.

Ella recuerda que cuando se aventuró a emprender, tan solo lo hizo con una mesita, unos cuantos litros de atole y toda la ilusión por salir adelante mientras cargaba en brazos a Amairany, su pequeña hija.

Hoy, esa niña de brazos tiene 22 años. Es precisamente quien la ayuda a elaborar los productos que venden diariamente.

En los ojos de Amairany, Liliana ve reflejado el fruto de su esfuerzo. Su hija, con dedicación prepara las gorditas y atiende a los clientes con una sonrisa.

Ella sabe, que este trabajo ha permitido que ella junto con sus hermanos Noé y Dana tengan una buena vida.

Su madre, ha hecho muchos sacrificios que poco a poco recompensan su vida.

A sus 40 años, Liliana reconoce que este es un oficio muy cansado, pero que son meses de sacrificio que tiene propósito. Sus hijos.

“Todo este sacrifico que hago tiene un propósito. Sacar adelante a mis hijos. Siempre agarrada de la mano de Dios”.

Así, con fe y mucho esfuerzo Liliana se ha convertido en un ejemplo a seguir para su familia, pero también es la mujer que con valentía se pone de pie a pesar de los tropiezos y con dedicación enfrenta la vida sin importar que en Culiacán haga frio o calor.

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