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Gabriela sabe de retos, hace de la elaboración de moños una motivación para enfrentar la vida

Con paciencia, ha demostrado su fortaleza al ganar la batalla contra el cáncer

29 marzo, 2023
Gabriela sabe de retos, hace de la elaboración de moños una motivación para enfrentar la vida

La vida es un flujo constante de experiencias. Los tiempos difíciles, desgarradores y dolorosos pueden durar mucho tiempo, pero no son eternos. Quienes los atraviesan reciben el invaluable regalo de sabiduría y fortaleza.

Gabriela Cruz Guzmán es una mujer resiliente. A pesar de haber padecido esos “golpes” que a veces enfrentan las personas en la vida, ha sabido ponerse en pie y seguir luchando por su bienestar físico, emocional y espiritual.

A sus 51 años de edad, es una mujer íntegra que se levanta cada día, sin importar los desafíos que se presentan. Siempre con la esperanza de que hoy, será un día mejor que ayer.

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Gaby, es originaria de Ciudad Obregón, Sonora. Sin embargo, aquí en Culiacán, tiene historia.

Siendo muy joven, contrajo matrimonio y quien fuera su esposo, la trajo a vivir a esta ciudad. Aquí, inició una vida con dificultades. Con la intención de mejorar la economía familiar, su esposo decidió dejar a su familia, y como cientos de personas que buscan un mejor futuro, se fue de indocumentado al país del norte.

Ese, quizá, fue el primer dolor que Gaby tuvo que enfrentar. Quedarse en una ciudad hasta ese entonces desconocida, al cuidado de sus tres hijas más dos hijos de su esposo y, por si fuera poco, con la incertidumbre de no tenerlo a su lado.

Para su mala fortuna, el tiempo pasó, y jamás volvió a saber del que fuera su esposo. Quedando abandonadas a su suerte mientras él, hacía su vida con otra familia.

Gaby, no se quedó de brazos cruzados. Empezó a trabajar con mayor empeño. Consiguió empleo en una tortillería y diario hacía su mejor esfuerzo por traer un plato de comida caliente para sus cinco hijos.

Sin imaginarlo, en ese lugar, recibió una de las mejores recompensas de vida. Ahí, conoció a José Antonio. Un hombre que, según sus palabras, le devolvió la alegría de vivir.

“Con él, la vida me cambió. Me devolvió la alegría de vivir. Era un hombre amoroso, servicial y muy divertido. Para mis hijos y nietos fue considerado como el mejor padre y abuelo que pudieron tener”, reconoce Gaby con lágrimas en los ojos.

Luego de 12 años de relación, Gaby y José Antonio vivieron muchas experiencias que los mantenían unidos y fortalecidos. Ella siempre estuvo para él y su familia, al grado de ser quien llevaba a la madre de José Antonio a recibir tratamiento contra el cáncer.

Para Gaby acudir al Centro Oncológico, ya era común. Jamás imaginó que ella misma llegaría a pasar por esos largos y dolorosos pasillos.

Un día de tantos y luego de dejar la desidia de lado, después de 10 años, procedió a realizarse un papanicolaou y una mastografía.

A los días, recibió una noticia contraria a lo deseado. Esa que nadie quisiera escuchar. “Me hablaron para decirme que tenía que ir a bacteriología porque tenía un problemita. Me asusté muchísimo”, reconoce con una voz nerviosa.

Ahí, empezó su peregrinar entre especialistas que tras una larga batalla ante una enfermedad silenciosa. Luego de recibir radiaciones y quimioterapia, Gabriela, logró superar el cáncer. Alcanzó a ver los frutos de una atención oportuna.

Lo que hasta el día de hoy le sigue afectando son las depresiones, la prediabetes y la ansiedad, que en silencio llegan a atormentarla. Pero no se quedó postrada. Ante esto, aprendió a elaborar moños de listón, que han venido a ser su terapia ocupacional y a la vez, su sustento.

Ahora, con mucha paciencia y dedicación realiza estas actividades que la ayudan a mantenerla ocupada y llena de energía para seguir luchando día con día.

Hace 13 años que Gaby volvió a nacer. Cuando la declararon libre del cáncer, se comprometió a ser una emisaria de la salud.

Cada vez que tiene oportunidad, platica su experiencia de vida y sobrevivencia. Motiva a otras mujeres a realizar sus estudios de rutina para evitar que alguien pase por ese proceso tan difícil que le tocó pasar.

Gaby ya no está con José Antonio. Ella recibió una oportunidad de vida, pero paradójicamente hace nueve años perdió a su gran amor. Hoy lo recuerda con cariño y gratitud.

Sabe que desde el lugar en donde se encuentra sigue apoyándola y es parte de su motivación diaria para continuar a pesar de las dificultades que se presentan.

Con dedicación hace hermosos moños, esa es su motivación tras ganar la batalla contra el cáncer. En cada prenda que elabora va una flor de ese jardín de la sobrevivencia. Lo que le agrega a la belleza de las niñas es una dosis de amor y gratitud por la vida y la oportunidad de un sustento digno.

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