Roy Navarrete, un navolatense de gran corazón y etiqueta de servicio
A pesar de los procesos de la vida, ha demostrado ser un hombre resiliente.
Aurelio Roy Navarrete Cuevas, es un navolatense ejemplar. Hombre de trabajo. Desde niño aprendió lo que es tener una vida llena de desafíos. Los desafíos familiares lo convirtieron en persona servicial, como etiqueta de vida.
A la tierna edad de tres años perdió a su madre. Su padre, Reynaldo Navarrete también tuvo su vida en riesgo. Sin embargo, el amor de padre y la tenacidad, de quien no se deja vencer por las limitaciones físicas, forjaron el carácter de Roy y de sus 9 hermanos a quienes educó como personas de bien. Enseñarles a trabajar fue un paso importante de su método.
Su mamá Rosario Cuevas perdió la vida cuando Roy solo tenía tres años de edad, pero antes era reconocida por todos en Navolato debido a las exquisitas donas que hacía para vender. Así apoyaba a su esposo con la manutención de los hijos. Después de su partida, con ese oficio la familia, pudo salir adelante.
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La responsabilidad les viene en la sangre. Roy recuerda que, desde pequeño salía a trabajar. “Vendía chicles, pintaba calzado, daba bola, vendía flores y veladoras. Pero lo que le distinguía era la venta de las donas, que eran el oficio de la familia”, dice con una voz cargada de satisfacción.
Así, desde niño, aprendió lo que es ganarse la vida. Su primera bicicleta, la armó cuando tenía siete años de edad. A base de su trabajo iba comprando una a una todas las piezas. Y fue su padre, quien le enseñó a armar aquella vieja bicicleta.
Esa fue una motivación para entender que podría lograr todo lo que se propusiera. Y así fue. Roy tuvo la oportunidad de estudiar una licenciatura en administración, dos maestrías en desarrollo empresarial y administración.
No solo eso, también estudió cuatro carreras técnicas en informática, gestión integral de riesgos, urgencias médicas, además es técnico agropecuario y un doctorado en Gestión Integral de Riesgo y Protección Civil.
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Hoy, a sus 48 años de edad, es director de Protección Civil Estatal. Ese cargo, no le ha “movido el piso”, por el contrario, lo mantiene más humilde al saber que fue llamado para servir a la sociedad sinaloense.
Ese deseo de servir surgió de muchos años atrás, cuando demostró amor cívico y de mano del entrañable maestro Lomelí, incursionó en el mundo de las bandas de guerra.
“A partir de los 8 años, entré a una Banda de Guerra. Me instruyó el Maestro Lomelí, un Marino. Era director de la primaria Simón Bolivar e instructor. A los 11 años, ya sabía tocar corneta, caja, clarín, trompeta y empecé a dar clases de banda de guerra”. Durante 33 años, prestó servicio como líder en diversas actividades cívicas, e incluso participó en concursos nacionales y estatales de los que regresó laureado.
Sin embargo, se vio obligado a dejar esa pasión militar al incorporarse de lleno al tema de gestión de riesgos, protección civil y temas de investigación de incendios, pues como buen bombero, debía conocer esos temas tan valiosos.
Siendo muy joven, a los 27 años, ya era comandante de Bomberos de Navolato. Por lo que adquirir conocimiento y capacitaciones, no era una opción, sino una necesidad, por lo que se preparó hasta obtener un doctorado en Gestión de Riesgos y Protección Civil. Conocimientos que hoy, pone en práctica diariamente.
Para Roy, nada de esto fuera posible sin el apoyo incondicional de su familia. Dina Estela Medina, ha sido para él, la ayuda idónea y junto con sus hijos Roy Eduardo y Fernando, la motivación para luchar en la vida.
Los desafíos en su vida familiar también han sido grandes. Mucho más dolorosos que las llamas del fuego más ardiente.
Hace algún tiempo, Roy y Dina Esthela vivieron el dolor de perder a su hijo mayor, sin embargo, ese dolor los unió y fortaleció gracias a la fe en Dios que los alienta a avanzar juntos.
Ahora, la familia Navarrete Medina ha aprendido a ser resiliente. Prestan servicio humanitario en todos los aspectos de la vida. Servir, les permite estar en paz y honrar la vida de su hijo Roy Eduardo.
Con 27 años de casados, Roy considera que Dina y sus hijos son justo la motivación necesaria para enfrentar los desafíos de la vida.
Ahora, Roy no vende donas en Navolato, es un exitoso empresario y servidor público. Ha enseñado a su familia a trabajar unidos por el bienestar de otras personas.
La satisfacción de servir, llena su vida. Siempre está donde lo necesiten. Ahora además de su trabajo y familia, sus esfuerzos están enfocados en la investigación y la creación de artículos de seguridad.
Roy es un “riesgólogo” reconocido. Trabaja para lograr que todas las familias sinaloenses sepan cómo actuar en momentos de siniestros.
Para él, servir le trae una satisfacción inexplicable, lo llena de regocijo y se vuelve una persona más sensible.
“Me considero un hombre afortunado. Por quién eres, y de la familia de dónde vienes. Mi padre fue un hombre muy sabio y nos dio muchos valores. Fue mi mejor amigo y estoy muy orgulloso de mi familia”, dice con serenidad.
Aurelio Roy Navarrete sabe de riesgos y sus consecuencias. Es la marca positiva que dio carácter a la familia. Su mejor tiempo de vida lo usa en la prevención. Entregarse a los demás llena su corazón de dicha. En Navolato, hay un hombre resiliente que vive para servir.