José Luis Gallardo, dejó en La Palma un legado de servicio y atención contra las adicciones
El amor por su esposa, la comunidad y la agricultura, hicieron de él, un hombre digno de ser recordado.
Don José Luis Gallardo Payán, fue un hombre de palabra. Ingeniero agrónomo de profesión, dedicó su vida a enaltecer los valores humanos.
Para él, nada tan importante como su familia, la caridad y el servicio. Cuando a penas tenía ocho años de edad, llegó a La Palma de la mano de su padre don Estanislao Gallardo, quien lo llevó a trabajar en la hacienda de su propiedad.
Ahí, siendo un niño pequeño, conoció a Rosa Hilda Castro. El amor palpitante que sintió desde el principio lo hizo dedicar sus días a viajar desde Culiacán a La Palma diariamente al salir de la escuela. Fue el gran amor de su vida, y la alegría de sus ojos. Con el paso de los años se convertiría en su esposa y madre de sus tres hijos.
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La jornada de trabajo que impusieran sobre él, le parecía ligera a razón de ver a la mujer que le daría la fortuna de convertirse en padre de Esperanza, José Luis y Karla.
Ir y venir a La Palma, le enseñó a descubrir lo bonito de la tierra. El cuidado de la siembra y el manejo agronómico constituyó en él, el deseo de estudiar Agronomía. Pero su vocación de servicio fue más grande.
Para don José Luis, existía un lema que siempre llevó arraigado “Más vale ser que parecer”, para sus hijos, forma parte del legado.
Al ver la necesidad de la comunidad, llevó hasta La Palma, el primer grupo de Alcohólicos Anónimos, y trabajó, para que, con el tiempo, se abriera un centro de rehabilitación y así, ayudar a las personas con adicciones.
Con dedicación y gran esmero, desde muy joven estableció la primera ferretería y refaccionaria del lugar. Ahí, toda la gente llegaba y si no había dinero en el bolsillo, les solucionaba dándoles crédito a la palabra.
Hoy, a cuatro años de muerte, el pasado 28 de febrero del 2019, don José Luis sigue vigente entre la gente del pueblo.
Es recordado como un hombre honrado, trabajador y siempre dispuesto a servir y ayudar.
En La Palma ha dejado su legado. Su ferretería, la hacienda y a su familia. Pero sobre todo ese lema que lo caracterizaba y ahora está en manos de otra generación. Porque para los Gallardo de La Palma, “Más vale ser, que parecer”.