En México, más del 60% de las personas que salen de prisión vuelven a delinquir por falta de oportunidades. Pero en Coahuila, un programa innovador está cambiando esta realidad: las Granjas de Paz, donde exreclusos trabajan en agricultura y ganadería mientras reconstruyen sus vidas.
Los resultados son sorprendentes: solo el 8% de los participantes reincide, frente al promedio nacional. ¿Cómo lo lograron? Aquí te contamos esta historia de segunda oportunidades y reconciliación social.
El Problema: Sin Trabajo, Sin Futuro
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Cuando alguien sale de la cárcel, enfrenta:
Rechazo laboral: Pocas empresas los contratan.
Falta de habilidades: Muchos no aprendieron un oficio útil en prisión.
Presión de volver al crimen: Si no hay ingresos, es fácil recaer.
Esto genera un círculo vicioso: más delincuencia, más inseguridad.
La Solución: Trabajar la Tierra para Sembrar Paz
En 2019, el gobierno de Coahuila, junto con empresarios y organizaciones civiles, creó las Granjas de Paz:
¿Qué Son?
Espacios productivos (ranchos, huertos, talleres) donde exconvictos trabajan con salario justo.
Capacitación en agricultura, cría de animales y oficios (carpintería, soldadura).
Acompañamiento psicológico y legal para reintegrarse a la sociedad.
¿Dónde Están?
Principalmente en regiones rurales de Coahuila como:
Saltillo (granjas de hortalizas).
Torreón (crianza de cabras y ovejas).
Piedras Negras (invernaderos comunitarios).
Historias que Inspiran
Carlos, de Pandillero a Agricultor
Carlos pasó 10 años en prisión por robo. Al salir, nadie le daba trabajo. Entró a una Granja de Paz en Saltillo y hoy:
Cultiva tomate y chile para mercados locales.
Mantiene a su familia con un sueldo digno.
Enseña a otros jóvenes a evitar el crimen.
Ana, Deportada y Renacida
Ana fue deportada de EE.UU. y cayó en tráfico de drogas. En la granja "La Esperanza" de Torreón:
Aprende a criar cabras y hacer queso.
Vende sus productos en ferias locales.
Es promotora de paz en su comunidad.
¿Por Qué Funciona?
Rompe el estigma: Los empleadores ven su trabajo y luego los contratan.
Genera arraigo: Muchos participantes se quedan a vivir cerca de las granjas.
Reduce la violencia: Menos reclutamiento por el crimen organizado.
Además:
Las granjas son autosustentables: Venden lo que producen.
Empresas apoyan: Compran sus cosechas o les dan herramientas.
¿Podría Funcionar en Sinaloa?
¡Claro que sí! Sinaloa tiene:
Tierras fértiles para agricultura.
Redes de empresarios que podrían invertir.
Organizaciones sociales con experiencia en reinserción.
Solo faltaría:
Voluntad política para destinar terrenos.
Aliarse con rancherías y ejidos.
Capacitar a líderes comunitarios.
Agricultura. Imagen. Pixabay.
Menos Rejas, Más Oportunidades
Las Granjas de Paz no son caridad: son inversión en seguridad. Cada peso gastado en reinserción evita $10 que costaría perseguir nuevos delitos.
Coahuila demostró que la paz se cultiva. Sinaloa podría ser próximo. ¿Te imaginas ex criminales cosechando tomates en Culiacán o ex pandilleros criando ganado en Mazatlán? El cambio es posible.