Día Internacional de la Diversidad Biológica
Movamos estos días internacionales para que se institucionalice uno que denominemos “día de la acción ambiental humana” o lo que sea, pero a movernos. Ya es hora.
Dr. Xicoténcatl Vega Picos /Letras de vida
El día 22 de mayo se celebró el Día Internacional de la Diversidad Biológica, fecha instituida por la Organización de las Naciones Unidas con el propósito de “sensibilizar, concienciar, llamar la atención, señalar que existe un problema sin resolver, un asunto importante y pendiente en las sociedades para que, a través de esa sensibilización, los gobiernos y los estados actúen y tomen medidas o para que los ciudadanos así lo exijan a sus representantes”.
Para la conmemoración de este día el lema fue “somos parte de la solución” que antecede al del 2020 titulado “nuestras soluciones están en la naturaleza”.
Cuando hablan de que “nuestras soluciones están en la naturaleza” se refieren a todo lo que ella nos da, los diversos servicios ambientales que nos proveen.
Pensemos en el agua, actualmente estamos inmersos en una de las peores sequías en los últimos años. Las presas se convirtieron en páramos, infraestructura hidráulica construidas con el propósito de convertir en vergeles las tierras fértiles de nuestros valles, hoy pensamos en qué cultivos son los más apropiados y resistentes a este flagelo ante el inminente desabasto de agua. Esto no nada más aplica a Sinaloa, esto se refleja en todo el país.
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Se estima que de los bosques y cuerpos de agua proviene más del 20% de la proteína animal (carne y pescado) que ayuda en la nutrición de millones de personas y contribuyen significativamente en la seguridad alimentaria de numerosos países, ayudando en el sustento de familias, tanto como fuente de alimentos como de ingresos por su venta. Los bosques son talados y los cuerpos de agua sufren de esos desmontes por la falta de recarga de los mantos acuíferos y la ausencia prolongada de las lluvias.
Por tanto, el mantener una naturaleza saludable, alejada de los históricos y recurrentes conflictos relacionados con la deforestación, cambios de uso de suelo, crecimiento urbano y los que conlleva el incremento poblacional permitirá revertir muchos de los actuales problemas, incluyendo los modelos elevados de consumo.
Enfrentamos tres crisis graves: “la crisis climática, la crisis de la naturaleza y la crisis de la contaminación”, producto de años de un consumismo y forma de producirlo alejado de la sustentabilidad, que hacen cada día más amplia la brecha de la desigualdad social y ponen en entredicho el futuro mismo de la especie.
La crisis de la naturaleza nos habla de un deterioro significativo de los recursos naturales. Se habla de un millón de especies de flora y fauna en riesgo de desaparecer de la faz de la tierra, lo que nos pone al borde de una sexta extinción masiva, por primera vez agraviada por el factor humano. Especie animal (en todos los sentidos de la palabra) que con menos de 300 mil años de existencia ya es causal directo de una extinción masiva.
¿Qué tanto ha influido la especie humana en esta grave degradación ambiental? La respuesta a esta interrogante puede ser catastrófica cuando se habla de que tres cuartas partes de las masas continentales y dos tercios de los océanos se encuentran degradados o perturbados por la acción humana y que los pronósticos para que esto disminuya no son muy halagüeños, entonces estamos en un serio dilema.
El deterioro ambiental continúa rampante, aún y cuando las señales ya son muy claras, por lo que urgen medidas correctivas en un corto plazo, de no ser así los costos a nivel global serán aún mayores.
Van dos datos económicos asociados a esto. En el 2018 se estimaron 155 mil millones de dólares por los daños asociados a desastres naturales asociados al clima. El otro es aún peor. Si los polinizadores se pierden existe un serio riesgo en la producción agrícola mundial anual estimada entre los 235 mil y 577 mil millones de dólares.
No es ya hablar de días internacionales instituidos por la ONU, es tiempo de hacer algo, tomar las riendas en el asunto, limpiar lo que por tantos años hemos ensuciado en aras de un consumismo exagerado montado en una producción alejada de la sustentabilidad. Movamos estos días internacionales para que se institucionalice uno que denominemos “día de la acción ambiental humana” o lo que sea, pero a movernos. Ya es hora.
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