Muchas de las historias de buscadores de oro y tesoros enterrados pasan por la gama de la más firme creencia al más absoluto escepticismo.

La historia de La Hacienda de Guadalupe es real. Existe un escrito papal para confirmar la veracidad de esta narración.

Todo comenzó en 1780, cuando un joven aventurero Español de nombre Andrés de Ibarra exploraba una zona boscosa en busca de oro; encontró que en las márgenes del río de Pánuco y en los cañones había grandes pepitas de oro.

Convertido en un hombre extremadamente rico, De Ibarra mandó construir una iglesia en La Hacienda de Guadalupe, un antiguo monasterio fundado por monjes situado cerca del descubrimiento de oro y a pocas millas al este de Copala.

En ese tiempo, De Ibarra fue informado de los graves problemas económicos por los que atravesaba Gionovengello Brachi, el Papa Pío VI; por lo que le envió barcos cargados con oro y plata.

El Papa conmovido profundamente por este gesto, emitió un documento que declaraba "que las puertas del cielo estarían abiertas para todas aquellas personas que visitaran La Hacienda de Guadalupe, al cruzar por la entrada principal de la iglesia sus pecados terrenales serían perdonados". Así que no solamente recibían una indulgencia total, sino que además se les aseguraba el ingreso al cielo.

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El documento papal con toda su formalidad y solemnidad fue debidamente certificado por el notario del rey de España, quien estampó su sello y firma en el escrito, para dar fe de su autenticidad.

Sin embargo, el documento nunca fue enviado al templo, se cree que permanece resguardado en el archivo de El Vaticano. Sería interesante que algún Concordense interesado en el tema y su solvencia económica se lo permitiera, realizara un viaje exclusivamente a El Vaticano para solicitar una copia del documento original.

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Se cree que hace mucho tiempo la iglesia de La Hacienda de Guadalupe tenía una placa en la que especificaba la fecha en la que fue construida además del decreto papal sobre el templo, pero desafortunadamente desapareció con el paso de los años.

Lo que no se ha descifrado es si la iglesia fue terminada o no, ya que en la actualidad solo existen las paredes sin techo, surgiendo la duda de que posiblemente no fue concluida en su totalidad o el techado cayó por causas de deterioro.

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